Solidaridad internacional con los presos polà­ticos

30/08/2004

Declaracià³n de Donostia

La Conferencia Internacional de Solidaridad organizada por el Movimiento Pro-Amnistà­a de Euskal Herria, durante cuatro dà­as, resuelve lo siguiente:

Preámbulo

Las presas y presos a travà©s de su propia dinámica readecúan su carácter, determinado por la represià³n cambiante que durante años padecen a manos de su enemigo.

Antes de entrar en la resolucià³n es importante analizar el contexto, puesto que la actual situacià³n socio-polà­tica está más que nunca ligada a la "globalizacià³n". Por medio de à©lla, la violenta ofensiva que desplegan las fuerzas polà­tico-econà³micas condicionan totalmente la naturaleza, situacià³n y futuro de las presas y presos polà­ticos del mundo.

Contexto

La decisià³n de luchar que adopta un militante se origina en la violencia que padece contra su persona, su entorno y su pueblo. El enfrentamiento no es obra de algunos combatientes, sino que surge a causa del desequilibrio que genera una fuerza violenta en esas personas.

La intencià³n última de los Estados-nacià³n para con el pueblo es su asimilacià³n; y tambià©n su desaparicià³n fà­sica en algunos casos. Con tal fin, es imprescindible la alineacià³n de sus ciudadanos. En este siglo XXI, el significado y la utilizacià³n de la guerra van en consonancia con la "globalizacià³n". De este modo, el tiempo del "pensamiento único" es fundamental para alienar las personas en el intento de globalizacià³n-asimilacià³n. Cuando la asimilacià³n no se consigue asà­, se lleva a cabo a travà©s de la imposicià³n y de la violencia.

A la hora de otorgar o negar legitimidad a la lucha, los Estados-nacià³n operan como gendarmes. Las acciones del 11 de septiembre en New York y 11 de marzo en Madrid constituyeron un punto de inflexià³n. A partir de entonces, la estrategia que ya existà­a con anterioridad en nombre de la lucha contra el terrorismo se vuelve más violenta que nunca, como consecuencia del esfuerzo represivo de los Estados-nacià³n.

En el origen de la situacià³n y naturaleza de las presas y presos, refugiados y resto de represaliados polà­ticos hay una opcià³n, eleccià³n y decisià³n polà­tica. Fracasan los mecanismos de asimilacià³n ideolà³gica y se activa la respuesta punitiva del sistema.

Resulta imprescindible conocer el testimonio directo de las represaliadas y represaliados polà­ticos, porque desde las lecciones extraà­das de sus propias vivencias se entiende nà­tidamente la razà³n de ser de los conflictos. A fin de cuentas, à©llas y à©llos son los primordiales narradores de la crà³nica de la represià³n.

Los conflictos no son sà­ntomas de patalogà­a de las sociedades o grupos sociales. Al contrario, los mecanismos de represià³n del sistema niegan, por la fuerza o sutilmente, la libre decisià³n de los oprimidos. En concreto, vulneran derechos de naturaleza y origen plural, graduando la violencia del sistema, incluso banalizándola en algunas ocasiones.

El derecho a la resistencia es una reaccià³n totalmente legà­tima por parte de los oprimidos, aun cuando se produzca de forma violenta. La violencia defensiva no se puede analizar desde el punto de vista legal o limitativo de los propios Estados-nacià³n. En consecuencia, la violencia utilizada para la liberacià³n no vulnera los derechos humanos. Son las injusticias que permanecen en el núcleo de los conflictos las que reproducen el sufrimiento, y el sistema su único alimentador.

La garantà­a de todos los derechos, incluà­do el de la vida, vendrá de la mano de aquà©llas y aquà©llos que luchan por la libertad. En definitiva, la defensa del derecho a la vida y del resto de los derechos humanos, si verdaderamente es democrática, tendrá que tener en cuenta las necesidades de las personas y de los colectivos.

En consecuencia, declaramos lo siguiente:

-1. La naturaleza de las presas y presos polà­ticos está à­ntimamente ligada al conflicto y al proceso de lucha del cual provienen. Surgen como consecuencia de haber tomado parte en los procesos de lucha y de padecer la represià³n de los sistemas que combaten. Su naturaleza polà­tica es innegable a todas luces.

-2. La cárcel es un espacio de lucha. En à©l, las presas y presos polà­ticos se organizan como colectivo, adquiriendo una identidad propia. La conformacià³n de un colectivo es imprescindible para la supervivencia de las presas y presos. Tambià©n constituye la herramienta de participacià³n en los procesos sociales y polà­ticos de los cuales provienen las presas y presos, es decir, el cauce para su accià³n polà­tica.

-3. La participacià³n de las presas y presos en las trasnformaciones sociales y polà­ticas, en los procesos de lucha y en el camino de superacià³n de los conflictos, es imprescindible. Es la garantà­a de que dichos procesos culminen con à©xito.

-4. En la medida que las presas y presos polà­ticos surgen de los conflictos que generan los Estados-nacià³n, à©stos no reconocen su existencia. Hacen todo lo posible para negar esa realidad. La legislacià³n "antiterrorista" y la polà­tica carcelaria son herramientas diseñadas para tal fin.

-5. Al mismo tiempo que a las presas y presos les niegan su naturaleza polà­tica, el tratamiento especà­fico que les aplican no hace sino subrayar su origen y naturaleza polà­tica. Sin embargo, el fin de la polà­tica carcelaria es terminar con la referencialidad de las presas y presos polà­ticos.

-6. Los Estados-nacià³n aliados del imperialismo niegan violentamente la naturaleza y el derecho de las presas y presos polà­ticos a participar en el proceso polà­tico, en nombre de la lucha contra el "terrorismo", al tiempo que proyectan la imágen de encendidos defensores de los derechos humanos.

-7. Los Estados-nacià³n imponen a las presas y presos polà­ticos la condicià³n de rehenes, en tanto que el conflicto permanezca en parámetros de enfrentamiento violento. Su objetivo es el siguiente: crear sufrimiento al preso y a su entorno; y por medio de à©llo, condicionar y en la medida de lo posible neutralizar la lucha que el pueblo lleva adelante.

-8. La libertad de las presas y presos y vuelta de los refugiados polà­ticos puede coadyuvar en la transicià³n del conflicto desde unos parámetros de enfrentamiento violento a un escenario sin expresiones violentas, siempre que se acuda a las raà­ces que lo originaron y se sitúe al mismo en và­as de solucià³n. La superacià³n de los problemas que originan el conflicto conllevarà­a la posibilidad de aplicar la Amnistà­a Total. De tal modo que todas las ciudadanas y ciudadanos que fueron represaliados a consecuencia del conflicto no tendrà­an motivo para volver a sufrir la misma situacià³n.

-9. La solidaridad para con las presas y presos polà­ticos no ha de renunciar al origen polà­tico que tienen. La solidaridad debe estructurarse en parámetros polà­ticos. Aunque sin prescindir de la solidaridad humanitaria, en el núcleo de la solidaridad debe prevalecer la là­nea de accià³n polà­tica.

-10. Todas las participantes y los participantes en esta Conferencia nos comprometemos ha difundir esta declaracià³n en nuestros pueblos. Además, nos responsabilizamos de dar continuidad a esta là­nea de trabajo y nos adherimos a la dinámica que aquà­ ha surgido.


Euskal Herria, 23 de mayo de 2004