Venezuela: La nueva soledad de Bolà­var

14/12/2002

Resolucià³n del Campo Antiimperialista

El presidente Chávez ante una nacià³n enfrentada entre pobres y ricos

Despuà©s del fracasado intento de golpe del 11 Abril, en nuestra resolucià³n hablábamos de una corta tregua a que se veà­an obligados los sectores oligárquicos, pero que lo utilizarán para reorganizarse. "Los llamados de Hugo Chávez a la …‘la reconciliacià³n y la rectificacià³n´ desde su posicià³n fortalecida pueden llevar a una tregua forzada para los reaccionarios y una prolongacià³n de la apariencia de la posible unidad nacional. Sin embargo el golpe ha demostrado que detrás de la unidad nacional se expresa cada vez mas la confrontacià³n de clases." (vea Resolucià³n del Campo Antiimperialista).
Desde varias semanas los mismos sectores que protagonizaron este fallido golpe contra el gobierno electo de Hugo Chávez, ahora nuevamente están movilizados con el objetivo expreso de derrocar a Chávez: la burguesà­a y oligarquà­a representada en los partidos tradicionales AD y COPEI, gran parte de las clases medias, la aristocracia obrera petrolera, sectores del aparato estatal burocrático que temen por sus privilegios, sectores de la jerarquà­a militar y los medios de comunicacià³n. El imperialismo todavà­a está en una posicià³n de espera del momento justo para intervenir en contra de las "medidas antidemocráticas" del gobierno de Chávez a en apoyo de la "Coordinadora Democrática" que agrupa los sectores reaccionarios. Los mà©todos de la reaccià³n nuevamente hacen recordar el Chile de 1973: un paro patronal, movilizaciones de la clase media, desinformacià³n constante orientada a crear la apariencia de caos y la ingobernabilidad y la provocacià³n de choques violentos.
Fueron justamente estos choques, con tiroteos y muertos provocados por la misma oposicià³n, que en Abril abrieron el golpe con todo el apoyo del imperialismo "en defensa de la democracia". Los recientes acontecimientos de la Plaza Francia en el barrio Altamira de Caracas tenà­an este mismo fin.
El arma principal de la oposicià³n es el sabotaje de la industria petrolera por partes de gerentes y el sindicato de la aristocracia obrera de la PDVSA, sabiendo que esto, ante el grave perjuicio para la economà­a del paà­s, obliga al gobierno a intervenir. El imperialismo ya espera que la oposicià³n fabrique estos pretextos para mostrar "ante la opinià³n pública internacional" la necesidad de intervenir contra el gobierno de Chávez "para evitar una guerra civil." La legà­tima toma de algunos medios de comunicacià³n golpistas por parte de organizaciones populares ya hizo sentir las voces de protesta de los "defensores de la democracia y la libertad de los medios" y llevà³ a la intervencià³n de la OEA para "medir". Tampoco no es por casualidad que la oposicià³n rechaza todo compromiso con el gobierno en estas conversaciones. Carlos Ortega, el "sindicalista" golpista de la CTV, declarà³ abiertamente que no van a parar sus acciones hasta que el presidente Chávez no sea destituida del gobierno. La oposicià³n sabe que nuevamente puede salir derrotada en una votacià³n democrática. Lo que será la conclusià³n de la OEA y del occidente de su mediacià³n es fuera de duda: Chávez no era dispuesto a reconciliar (o sea claudicar), es un extremista y por lo tanto la comunidad internacional tiene que restablecer la democracia sobre las cenizas de su gobierno.
Chávez está en una situacià³n difà­cil. La polarizacià³n de la lucha de clases cada vez menos permite una salida institucional y un compromiso entre "todos los sectores de la nacià³n". Si el gobierno reacciona con un contraataque para aplastar la oposicià³n con la fuerza movilizada de los sectores pobres, los Cà­rculos Bolivarianos y las fuerzas armadas leales, el imperialismo interviniera para defender "la legalidad". Si no reacciona de esta forma, la oposicià³n seguirá provocando cada vez mas desorden y caos econà³mico, algo que ningún gobierno puede aguantar para siempre – mas cuando esto perjudica la industria petrolera como principal fuente econà³mica del paà­s. Con esto la oposicià³n tarde o temprano obligará al gobierno a intervenir.
Todos los reportajes lo confirman: en Venezuela se enfrentan los pobres contra los ricos y privilegiados, los que han esperado con el gobierno de Chávez la transformacià³n polà­tico-social profunda del paà­s y los que temen por sus privilegios tradicionales. El gobierno de Allende en 1973 se enfrentaba a este mismo desafà­o: aplastar decididamente la reaccià³n con la fuerza organizada de los pobres y las organizaciones revolucionarias - o sea acabar con una parte de la nacià³n para que pueda vivir la otra - o aferrarse a una solucià³n ordenada y constitucional basada en la ilusià³n de una unidad nacional ya no existente. Es conocido que la vacilacià³n permità­a a la reaccià³n retomar la iniciativa y acabar sangrientamente con los pobres.
No cabe duda que las correlaciones de fuerza internacionales hoy son mucho mas adversas y la probable intervencià³n imperialista contra un intento de acabar con la reaccià³n bien puede terminar en una derrota momentánea de los sectores populares, la pà©rdida de un combate (o sea del gobierno). Pero la oposicià³n y el imperialismo pronto sentirán que su victoria es pà­rrica, obligados a gobernar contra todo el pueblo pobre sin hegemonà­a en forma de una dictadura abierta y tal vez con la bota militar imperialista en el paà­s. Los impactos de esta situacià³n podrà­a tener consecuencias imprevisibles para el imperialismo y escalar la guerra antiimperialista en la regià³n y la resistencia en todo el continente. Este escenario justamente explica porque el imperialismo en este momento todavà­a no ha intervenido de forma abierta. Preparando el ataque contra el Irak los EE.UU. obviamente no quieren arriesgar al mismo tiempo otro foco de conflicto que puede escapar su control. Por esto hasta el momento se limitan a una intervencià³n de baja intensidad, apoyando polà­ticamente a la oposicià³n e instigando una forma de bloqueo econà³mico a travà©s de las empresas petroleras imperialistas que comienzan a negarse a trasportar el crudo venezolano como en el reciente caso de Exxon. Esta vacilacià³n del imperialismo ante la guerra contra Irak que probablemente va a iniciar en enero le da una ventaja táctica al gobierno de Chávez. La oposicià³n venezolana es incapaz de vencer al gobierno que todavà­a cuenta con una apoyo popular mayoritario por si solo sin que el imperialismo dà© luz verde para una guerra civil y su apoyo decidido en esta nueva aventura golpista pro-imperialista. Es probable que una golpe decidido contra la oposicià³n con la movilizacià³n de las clases pobres en estos momentos pudiera permitir a Chávez vencer el movimiento reaccionario sin que el imperialismo yanqui pudiera intervenir para salvarlo. En todo caso tomar la iniciativa contra los sectores pro-imperialistas en estos momentos abrirà­a un foco de conflicto antiimperialista que serà­a un golpe importante contra el imperialismo ante una nueva guerra contra Irak en el horizonte. Hoy mas que nunca son los tiempos de los dos, tres mucho Vietnam para abrir nuevas posibilidades de victoria revolucionaria, mas que nunca un frente antiimperialista internacional es la clave para resistir y vencer contra el imperialismo.
De hecho la situacià³n se resume en el dicho conocido de Berthold Brecht que una lucha se puede perder, pero una lucha que no se da, ya está perdida.
Hace 180 años Bolivar luchà³ por un proyecto de unidad latinoamericana. Pero los oligárquicas no buscaban mas que asegurar sus privilegios locales y los pobres esperaban en una independencia que tambià©n los libere de estos explotadores locales criollos. Bolà­var pensaba unir estos intereses antagà³nicos en una utopà­a unitaria y murià³ desilusionado y solo.
El bolivarianismo moderno sà³lo puede ser antiimperialista, revolucionario y anticapitalista, con los pobres contra los ricos. Si no, estarà­a condenado a repetir esta muerte triste y solitaria.

Abajo el nuevo intento de golpe reaccionario y pro-imperialista!
Aplastar la reaccià³n con la fuerza revolucionaria de las clases pobres!

Campo Antiimperialista