Crisis en todo

25/01/2003

de Alberto Hà­jar, Mà©xico

Las señales de las crisis son evidentes en Amà©rica. El caso Argentina espanta, el de Colombia previene, el de Venezuela alerta. Los socialdemà³cratas exaltan los gobiernos de Lula en Brasil y el triunfo de Lucio Gutià©rrez en Ecuador como esperanzas y hacen del caso Venezuela un ejemplo de la necesidad de conciliacià³n. Nadie se atreve a discutir el poder popular construido por las organizaciones revolucionarias en Colombia. A Cuba, el bloqueo le llega por todos los frentes.
Un fantasma recorre Amà©rica, el fantasma de una pequeña burguesà­a urbana aterrada doblemente por la crisis de los estados capitalistas subordinados y por los movimientos populares de oposicià³n contestataria sin proyecto alternativo claro. El fantasma ignora los radicalismos revolucionarios. Una resistencia intelectual sin más práctica que los foros como el de Porto Alegre, los comunicados de Marcos hasta antes de su debacle con ETA y las movilizaciones de organizaciones sociales y polà­ticas de izquierda no oficial, busca y encuentra soluciones generales: la autogestià³n comunitaria, el presupuesto y la democracia participativos, el repudio a los partidos polà­ticos y el civilismo como alternativa. Frente a todo, la inexorable y constante construccià³n de la dictadura globalizada del capital financiero, los intereses de los consorcios trasnacionales, el comercio beneficioso para las grandes potencias imperialistas, la cultura de la aldea global, el pensamiento único de los posmodernistas y en alto contraste, la disminucià³n y extincià³n de los servicios que fueron públicos, la corrupcià³n gubernamental, el crimen organizado y articulado a la globalizacià³n capitalista, la represià³n contra los pueblos organizados, la liquidacià³n de los derechos de obreros del campo y la ciudad, el control de los medios por los mismos organizadores de la globalizacià³n capitalista, la reduccià³n de los estados nacià³n a garantes de un injusto estado de derecho a favor de los grandes consorcios, la destruccià³n del ambiente, la concentracià³n de armamento y poder financiero en el imperialismo más brutal de toda la historia encubierto con una transicià³n a la democracia reducida a dictadura electoral del capital financiero.
MENOS POR MAS.
El presidente de Mà©xico, Vicente Fox sintetiza en una frase de principio de año (2003) lo que significa para los poderosos la exigida defensa de los campesinos ante la inminente apertura de fronteras a los productos norteamericanos, en cumplimiento del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y Mà©xico. Podemos pelear lo menos para perder lo más. La brutalidad es clara: lo de menos son los campesinos. El dictamen puede ampliarse a los 32 recià©n nacidos muertos entre diciembre de 2002 y enero de 2003 en un hospital de Comitán, Chiapas por las deficiencias de los servicios mà©dicos de todas maneras mejores que los de los centros hospitalarios sin equipo ni mà©dicos en la regià³n, mientras el Secretario de Salud compite por la presidencia de la Organizacià³n Mundial de la Salud. Los menos son tambià©n los campesinos comprados y hostigados para desalojar la reserva ecolà³gica de Montes Azules tambià©n en Chiapas. Lo de menos son los 60 millones de mexicanos en pobreza extrema y los 20 millones más en proceso constante de empobrecimiento.
Marcos decide, frente a todo esto, convocar a la palabra para discutir la independencia del pueblo vasco sin consultar a nadie más que sus allegados cercanos para abrirse a problemas internacionales y con ello sobrevivir. Lo de menos son los problemas concretos de Chiapas, los 200 presos polà­ticos en ese estado, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, la instrumentacià³n del Plan Puebla Panamá como desalojo de comunidades disfrazado de proteccià³n ecolà³gica. Lo de menos es la amenaza de Fox de reformar al estado y a la Constitucià³n en su tercer año de gobierno que es este, para lo cual declara la necesidad de un parlamento favorable. Lo de menos son los ajusticiamientos del Ejà©rcito Popular Revolucionario y del Ejercito Revolucionario del Pueblo Insurgente en Guerrero. Tono y propuesta de Marcos dejan estupefacto al civilismo que lo ha apoyado incondicionalmente y parece que su condicià³n apolà­tica tiene, al menos por el momento antiETA, un destello de claridad frente a un uso de la palabra lamentable al renunciar al diálogo entre organizaciones fraternas. La grosera declaracià³n de cagarse en las vanguardias revolucionarias(sic) conduce al extremo el civilismo para someterlo a una rebeldà­a ocurrente.
LA LUCHA SIGUE.
La burguesà­a y la pequeña burguesà­a que le replica por las crisis, proclaman el triunfo de las fuerzas más reaccionarias. Habrà­a que asumir que estas fuerzas son ellas mismas, incluidos los partidos polà­ticos con registro oficial sin más alternativa que los procesos electorales en donde las cúpulas van saltando de un cargo a otro incorporando a la reparticià³n a dirigentes de grupos lumpen que van de un partido al otro en busca de cumplimiento a sus necesidades más o menos elementales. Todo esto es la proclamada transicià³n pactada a la democracia que deja fuera de toda consideracià³n a los movimientos populares radicales. Una vez más, lo de menos son las tomas insurreccionales del poder en Atenco y en municipios de Guerrero y el Estado de Mà©xico que por acuerdo no explà­cito son reducidos a problemas policà­acos. Igual ocurre con el cierre de carreteras por indignados campesinos y por la toma de la Cámara de Diputados por ellos y por profesores empobrecidos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educacià³n, histà³rica organizacià³n de lucha ahora dividida por el reformismo del PRD. La organizacià³n de los campesinos a partir de centrales reformistas coordinadas en el grupo El campo no aguanta más, ejerce la movilizacià³n y la protesta con la disposicià³n a negociar, tanto como el Frente Nacional contra las Privatizaciones a sabiendas de que todo lo que podrà­an lograr serà­a una presià³n parlamentaria y alguna recomendacià³n del gabinete econà³mico sin que sustancialmente no afecte el Tratado de Libre Comercio. La leccià³n de la inutilidad de la gran movilizacià³n del EZLN culminada en una insatisfactoria Ley de los derechos y la cultura indà­genas desconocedora del poder comunitario y popular y de sus posibilidades autogestivas, no ha sido aprendida.
RESPUESTAS EN CRISIS.
A la llamada clase polà­tica, le dejamos todos la averiguacià³n y la solucià³n de la crisis econà³mica. Renunciamos al derecho a proponer y a actuar en consecuencia y apenas los foros de intelectuales y dirigentes, describen la argentinizacià³n y colombianizacià³n de Mà©xico para enarbolar en cambio, banderas nacionalistas en defensa de la energà­a elà©ctrica, del petrà³leo, de la educacià³n, la salud y el trabajo. No queda claro si hemos de convertirnos en defensores de la Constitucià³n Polà­tica de 1917 con sus reformas neoliberales de los últimos 20 años o si hemos de proponer otro estado, un proyecto de nacià³n y un proyecto de fase histà³rica.
La crisis instrumentada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional plantea un solo tiempo: el de la globalizacià³n capitalista. Un solo proyecto de nacià³n con la subordinacià³n de pueblos, comunidades y etnias a los intereses de los estados nacià³n globalizadores donde a lo más, se les puede conceder derechos culturales siempre y cuando no afecten econà³micamente los planes regionales y locales como el Puebla Panamá, el Colombia y el Acuerdo de Libre Comercio para Amà©rica que el imperialismo anuncia para 2005. Tiempo de globalizacià³n y proyecto de subordinacià³n nacional están en marcha y del lado opositor no hay evidencias de superar la fragmentacià³n de las izquierdas radicales enfrentadas al auge electoral. El abstencionismo electoral de más de 50% no basta como alternativa. Los proyectos de poder popular no logran rebasar las pequeñas comunidades.
EL TODO Y LAS PARTES.
Ante la evidencia de la crisis articuladora de las crisis parciales, la evidencia es la concentracià³n de la produccià³n, circulacià³n y valoracià³n del capital, hasta el punto de la contencià³n de las fuerzas productivas y de la implantacià³n de reformas monetaristas para contener la imposibilidad de reproduccià³n del capital. Ciertamente, esta imposibilidad no es de sobreproduccià³n que tanto discutiera Marx contra las tesis de Ricardo y Say del equilibrio automático entre oferta, demanda y necesidad social. La ecuacià³n mercancà­a-dinero-mercancà­a significa ahora una sobreexplotacià³n de los trabajadores despojados de sus derechos histà³ricos lo cual se amplia a la subordinacià³n de paà­ses enteros donde se ha destruido lo inconveniente para los planes regionales. En el caso de Mà©xico, la dependencia alimentaria de Estados Unidos es absoluta, asà­ como la dependencia tecnolà³gica que acompaña la destruccià³n deliberada de ramas de la produccià³n estratà©gica en beneficio de su privatizacià³n y su ocupacià³n de lugar destinado por la Organizacià³n Mundial de Comercio en la reproduccià³n mundial del capital. Localmente, no hay más posibilidad de reproduccià³n capitalista que la especulacià³n financiera hostil a los derechos de los trabajadores, acompañada de las reformas fiscales obligatorias contra el pueblo, mediante un estado cada vez más represivo y privatizador.
La crisis es global. El capital financiero es capaz de destruir paà­ses como Argentina y de crear fortunas tan monstruosas como la del mexicano Carlos Slim, magnate de las telecomunicaciones, de cadenas de restoranes y tiendas, de la especulacià³n financiera en Nueva York y real propietario del Centro Histà³rico de Mà©xico, ilusamente llamado Ciudad de la Esperanza por el gobierno del PRD, empeñado en acciones filantrà³picas para ancianos y discapacitados y en resolver problemas de vialidad y un poco de vivienda, a cambio de ocultar otra clase de esperanza. Es necesario destacar la fundacià³n de la Universidad del Distrito Federal con un sistema de bachillerato en escuelas nuevas ubicadas en zonas pobres de la periferia como un buen intento de oponerse a la privatizacià³n educativa para dar oportunidad a los pobres, sin que las organizaciones de izquierda procuren el apoyo a este proyecto. En alto contraste se favorece a los consorcios de Carlos Slim quien figurà³ en la lista Forbes de 2000 con un capital de 8 500 millones de dà³lares acrecentado en 2002 a 13 mil millones de dà³lares. Aquà­ no hay crisis, el gobierno del Partido Accià³n Nacional lo garantiza.
GUERRA CONTRA LOS PUEBLOS.
La concentracià³n del poder econà³mico fatalmente causa desastres en los servicios públicos y en la polà­tica salarial y esto lo sabe el gobierno represor.
La certeza de las consecuencias sociales de esta crisis exige hacer de la seguridad nacional yanqui, la orientacià³n estratà©gica del mundo entero. Mà©xico sale en 2002 del Tratado Interamericano de Accià³n Recà­proca construido en la posguerra de los cuarenta para subordinar las fuerzas armadas de Amà©rica al control norteamericano. Esto no es un acto de soberanà­a, sin un recurso acordado de reorganizacià³n militar del continente. Una Organizacià³n del Tratado del Atlántico Sur con este nombre o con cualquier otro, se hará equivaler a la OTAN que los ingenuos creyeron inoperante ante la destruccià³n del Pacto de Varsovia de los caà­dos paà­ses socialistas europeos. Con el pretexto del combate al terrorismo que es todo aquello desfavorable al imperialismo, las solidaridades militares son exigidas y prueban sus capacidades frente a paà­ses sin aparente capacidad de respuesta militar. El civilismo se pone a prueba con su vocacià³n pacifista, las soberanà­as nacionales tambià©n con sus apoyos condicionados resueltos con aparentes concesiones a los pactos migratorios que en Mà©xico son contradichos por la muerte y la represià³n de indocumentados en la frontera con Estados Unidos, militarizada al máximo como parte de la supuesta lucha antiterrorista.
La contratacià³n del exalcalde de New York Rudolph Giuliani para aplicar la estrategia de Tolerancia Cero en la Ciudad de Mà©xico, significa limpiar de pobres una zona del Centro Histà³rico para facilitar su privatizacià³n en beneficio de la especulacià³n turà­stica y financiera con el suelo. 4 millones de dà³lares costará la asesorà­a de Giuliani quien rodeado de 300 guardias personales recorrià³ la zona durante medio dà­a para indicar las medidas necesarias. Al mismo tiempo, unos cuantos operativos policiacos son incapaces de contener las ediciones ilegales de discos y el contrabando de toda clase de juguetes asiáticos bajo control de nuevas mafias coreanas organizadas criminalmente para el ejercicio de la economà­a informal. La tolerancia cero no las alcanzarán en tanto no afecten la zona privilegiada, lo cual resulta una buena muestra de la estrategia de seguridad en el paà­s.
La reproduccià³n del capital ha alcanzado el punto extremo de servir a la acumulacià³n de dinero y acciones de intercambio financiero concentradas en unos 600 consorcios a cambio de la proliferacià³n de la miseria y de la conversià³n creciente de los derechos de los trabajadores y de los pueblos a servicios concesionados para el interà©s privado. A estas alturas de la globalizacià³n capitalista esto significa privatizar desde la educacià³n, la salud y el abasto hasta los proyectos de privatizacià³n de las cárceles y los ejà©rcitos. La crisis generalizada por esta imposibilidad de reproduccià³n social se concreta tambià©n en la dimensià³n subjetiva. El gobierno de Estados Unidos es el representante extremo de esta situacià³n con la dinastà­a Bush distinguida por sus crà­menes de guerra y por las presencias de comandantes como Powell y Chenney que la hacen de diplomáticos para advertir la subordinacià³n de la economà­a polà­tica a la seguridad nacional yanqui.
Sobre esta base, la salida del gobierno mexicano del Tratado Interamericano de Accià³n Recà­proca de la posguerra, significa la preparacià³n de un Comando Norte asociado al Plan Puebla Panamá y a el Acuerdo de Libre Comercio en Amà©rica. El control continental pasa por el Plan Colombia y las bases aeropuertoarias en el valle de Huayllagas en Perú, todo con el pretexto del combate al narcotráfico que tiene en Bolivia un frente especial contra los cocaleros. Las 429 grandes bases y 2972 de menor escala que Estados Unidos distribuyera por todos los mares y continentes, han crecido de las 4 mil millas cuadradas y del millà³n de soldados con no menos de 250 mil de otras nacionalidades, a las bases flotantes en el Ocà©ano Atlántico y en el Pacà­fico con portaaviones para desplazar a miles de soldados en lo que se llama polà­tica de rápido desplazamiento. Desde los setenta los aviones C5A son capaces de transportar 700 soldados cada uno a velocidades supersà³nicas y a cualquier continente.
La contrainsurgencia camina a la par de esta militarizacià³n a fin de coordinar las inteligencias de cada paà­s con planes maestros y asesores que liquidan las soberanà­as nacionales y orientan las acciones desde las ocupaciones cà­vicas militares de vacunacià³n, distribucià³n de despensas y ayuda ante los desastres hasta la coordinacià³n de grupos paramilitares para la realizacià³n de matanzas preventivas que se concretan en regiones especà­ficas localizadas en Mà©xico en La Huasteca veracruzana, hidalguense y tamaulipeca, en Los Loxicha en Oaxaca y en Guerrero frente a las acciones de ajusticiamiento caracterà­sticas del Ejercito Popular Revolucionario y de el Ejercito Revolucionario del Pueblo Insurgente, imposibles de detectar por los satà©lites espà­as ante su capacidad de dispersià³n, concentracià³n y desplazamiento. En Chiapas triunfa la polà­tica de corrupcià³n social con la reparticià³n de dinero, tierras y alimentos que disminuyen las bases del EZLN. La consigna clásica contrainsurgente de quitar o envenenar el agua al pez a partir de la recomendacià³n maoà­sta de hacer que el guerrillero se sienta en las masas como pez en el agua, rinde frutos contrainsurgentes a partir de la constancia sà³lo rota por la corrupcià³n caracterà­stica de los ejà©rcitos mexicanos involucrados en el narcotráfico y en el contrabando. Sin embargo, no hay recursos de denuncias precisas de esto ni en las organizaciones polà­tico-militares ni en las de la sociedad civil promotoras del pacifismo abstracto.
El mismo efecto de dispersià³n y superficialidad se ha vivido en Mà©xico en los años recientes y posteriores al recorrido de una comisià³n del EZLN desde Chiapas hasta la capital y ante la divisià³n que tiene al EPR como matriz y que ha traà­do como consecuencias los encarcelamientos de dirigentes sin que esto logre levantar protesta organizada alguna. La cárcel del presunto comandante del ERPI, Jacobo Arenas y de su esposa Gloria y la de los tres hermanos Cerezo Contreras culpados sin prueba de la explosià³n de dos pequeñas bombas caseras en sucursales bancarias, son los casos más conocidos a cambio de ignorar la existencia de alrededor de 250 presos polà­ticos y de desatender la represià³n constante en las regiones mencionadas. Las insolencias recientes de Marcos frente a la ETA, contribuyen a confirmar en los medios urbanos con mayor influencia en los medios, la incapacidad polà­tica y militar para superar la explotacià³n capitalista. Tal parece que el Foro de Porto Alegre tiene razà³n y no queda más que las pequeñas acciones comunitarias, el repudio apasionado a los partidos polà­ticos y un vago civilismo que no llega a ser democracia participativa y menos a tener injerencia en los presupuestos gubernamentales.
REFORMAR AL ESTADO.
La primera promesa del presidente Fox fue la reforma del estado y la Constitucià³n Polà­tica en su tercer año de gobierno que es 2003. Un equipo de especialistas coordinado por un expresidente del PRI , fundador y presidente tambià©n del PRD y luego colaborador del PAN, ahora embajador de Mà©xico ante la Unià³n Econà³mica Europea, trabaja para esto aunque pareciera que la estrategia de cambio sea igual a la de las privatizaciones: hacerlo parcialmente sin que se note y con pequeños escándalos negociados, en lugar de propiciar un debate intenso. Porfirio Muñoz Ledo, buen amigo de la Internacional Socialista se acompaña con un proyecto de nacià³n fundada en un sueño de representatividad imposible de realizar ante la dictadura del capital financiero. Lo único cierto es la crisis del estado corporativo al perder el PRI las elecciones presidenciales y dejar a las centrales obreras, campesinas y populares sin más guà­a que el oportunismo. Lo grave es la incapacidad de las izquierdas radicales para construir otras centrales más allá de las reivindicaciones nacionalistas contra las privatizaciones y por la defensa de los derechos de los trabajadores sin más orientacià³n que la constitucià³n de 1917. Las elementales consignas de liberacià³n de las fuerzas productivas con la exigencia de poder de los trabajadores organizados en las decisiones econà³micas estratà©gicas, no es ni siquiera planteada como posible reforma de los artà­culos constitucionales que privilegian la propiedad privada y de las reformas favorables a la injerencia de los consorcios transnacionales.
El estado corporativo organizado por Lázaro Cárdenas de 1934 a 1940, necesita la reorganizacià³n ante la crisis. Las centrales sindicales y campesinas transitan del apoyo al gobierno a las protestas sin más sentido que el hacerse notar. Las centrales populares, según la nomenclatura del PRI, sà³lo merecen atencià³n como grupos de clientes a quienes se les reparten permisos para el comercio informal, se les dan certificados de propiedad, de vivienda y se les dotan de servicios, con fines electorales. La llamada sociedad civil, inexistente en un paà­s en que todas las clases sociales procuran violar las leyes fiscales y responder a la inseguridad pública con su propia arbitrariedad, ha perdido la orientacià³n de avanzada del EZLN reducido agrupo de presià³n mediática sin capacidad de atender y menos resolver la miseria creciente en Chiapas y la del paà­s entero.
La Confederacià³n de Trabajadores de Mà©xico (CTM), la central colaboracionista que ha perdido su poder frente al estado, se ve obligada a denunciar el ridà­culo salario mà­nimo menor a 5 dà³lares diarios y la enorme desigualdad entre esto y el pago por hora de los socios del Tratado de Libre Comercio. No puede callar la CTM, sin más propuesta alternativa que la amenaza de salirse del PRI, la liquidacià³n de hecho del sindicalismo y de su logro histà³rico fundamental, el contrato colectivo de trabajo, sustituido por la contratacià³n individual y el sistema de està­mulos a la produccià³n y a la calidad total fuera de toda consideracià³n como derechos de los trabajadores sustituidos por la supuesta generosidad empresarial. Las maquiladoras han destruido en 15 años todo lo ganado a sangre y fuego por el movimiento obrero en Mà©xico y las facilidades a los grandes consorcios hacen de la anulacià³n real de los derechos de los trabajadores, una oferta necesaria para alentar las inversiones extranjeras. Las empresas más exitosas en la lista mundial capitalista de las veinte mejores, son tan mexicanas como Coca Cola. Wall Mart y las trasnacionales de origen local BIMBO (Panificadora y alimentos chatarra) y CEMEX (Cementos mexicanos) apenas diferenciadas por una mà­nima tradicià³n de respeto a las relaciones laborales. Acompaña este dominio de clase la crisis de la seguridad social que hace de las dos grandes instituciones mexicanas, el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado, instituciones sostenidas sobre todo por las cuotas obligatorias de los trabajadores manipuladas de tal manera que dan lugar a la inminente quiebra y la consiguiente privatizacià³n mediatizada desde ahora por el tráfico bancario y financiero de los fondos fuera del control y de la vigilancia de los trabajadores.
El Secretario del Trabajo, Carlos Abascal, parte de una familia distinguida en los veinte y los treinta como dirigentes de la llamada Guerra Cristera que levantà³ en armas a catà³licos opuestos al estado laico. Negocia su proyecto de Ley Federal del Trabajo sobre la base de considerar liquidada la lucha de clases para sustituir el nombre de patrones por el de empleadores y seguir de ahà­ una ilusoria colaboracià³n productivista.
LA PATRIA NO SE VENDE.
La privatizacià³n por partes en lugar de la declaracià³n de privatizacià³n total de servicios estratà©gicos como los de salud, y energà­a elà©ctrica y petrolera, obligan a los sindicatos a defender su sobrevivencia. Un nuevo nacionalismo grita en las movilizaciones Fox entiende, la patria no se vende. Increpado por un dirigente sindical en un acto público, Fox contestà³: en efecto, la patria no se vende aunque no aclarà³ que no es necesario reformar leyes y declarar las privatizaciones que han sido un largo proceso desde los cincuenta para uniformar las normas tecnolà³gicas con las de Estados Unidos, orientador de los modos de circulacià³n y distribucià³n a partir de la transformacià³n de materias primas en productos terminados. El caso es que poco a poco, se han declarado partes no estratà©gicas de los productos que fueran nacionales y a la par se desmantelan las plantas productivas para probar que el estado no puede hacer lo que debe entregarse a las trasnacionales. Tal ha ocurrido con la petroquà­mica hasta dejar la produccià³n petrolera al servicio de la reserva yanqui y al boicot a la OPEP. Igual con la minerà­a y la alimentacià³n básica bajo el control de trasnacionales como la American Smelting y la General Food. El maà­z local, fuente de cultura originaria, se destruye en los depà³sitos campesinos para dejar de ser reserva estratà©gica para reproducir la siembra. Con las parcelas alquiladas incluyendo a ellos mismos, los propietarios histà³ricos transformados en peones de las trasnacionales, sà³lo pueden aspirar a los crà©ditos bancarios si se someten a la compra de semillas fertilizantes y plaguicidas de patente yanqui. Esto descontando los procesos de corrupcià³n histà³ricos que hacen de los caciques asociados al PRI, mediadores necesarios de estos procesos. En caso de desastre por el clima, las promesas de ayuda sustituyen los fondos gubernamentales desviados a cualquier sector estratà©gico para la globalizacià³n, por ejemplo a los bancos que quiebran como principio de un gran negocio: el estado los compra como rescate bancario con los impuestos especiales y obligatorios de los contribuyentes menores aprobados por el Parlamento, para luego regresarlos a los pobrecitos banqueros asociados con la banca trasnacional.
El estado ha dejado de ser benefactor para reducirse a administrador de los grandes consorcios trasnacionales. El calificativo de populista señala cualquier desviacià³n favorable a los intereses populares. Cada gobierno se empeña en instrumentar, con o sin reformas constitucionales, la garantà­a de acumulacià³n capitalista ampliada por la globalizacià³n, a sabiendas de la ausencia de reproduccià³n social de la fuerza de trabajo sometida a la degradacià³n laboral y al desempleo. Peor les va a jubilados y pensionados cuyos fondos acumulados a lo largo de toda su vida de trabajadores, han sido transferidos a la administracià³n de la banca privada y trasnacional. Mes con mes, el retraso de sus pobres pagos por no menos de una semana, acumula intereses cuantiosos que van a engrosar las ganancias del capital financiero.
Las contradicciones producidas por esta dictadura del capital financiero, paralizan las fuentes de trabajo y los medios de produccià³n y propician la corrupcià³n como tráfico de influencias, disposicià³n de la liquidez caracterà­stica del lavado de dinero del narcotráfico, reduccià³n de la seguridad del estado a pactos secretos con el crimen organizado desde los más altos niveles imperialistas, reformas legales para hacer de la injusticia un principio de accià³n negociable, estrangulamiento de los medios con relativa independencia para imponer el pensamiento único y la ideotizacià³n masiva de la industria del espectáculo. Frente a esto, la economà­a informal y la delincuencia creciente son recursos de sobrevivencia popular. En los casos más avanzados, el nuevo nacionalismo reivindica el derecho a la tierra, a las fuentes energà©ticas y al agua, a la defensa del ambiente, y a la autogestià³n con participacià³n directa de las bases sociales. Esta especie de socialismo espontáneo tosco como dirà­a Engels, no consigue coordinar un proyecto nacional con suficiente poder más allá de las movilizaciones, espectaculares y necesarias.
ELECCIONES, PARTICIPACION Y REPRESENTACION.
2003 es año electoral para Mà©xico y como nunca antes, los precandidatos han hecho campaña abierta como si en ello les fuera la vida. A cambio de propuestas claras, la mercadotecnia llena de carteles las calles. La reparticià³n de enormes presupuestos para gastos de campaña y la reparticià³n de cargos de supuesta eleccià³n popular entre cúpulas de poder en ocasiones reducidas a grupos familiares, hace de las elecciones y los partidos polà­ticos con registro y subsidios oficiales, una dominacià³n de clase constructora de la autodenominada transicià³n pactada a la democracia donde cada cual tiene su cuota de poder asegurada. Los là­mites quedan claros cuando en enero de 2003, el PRD lanza candidato a la alcaldà­a de San Salvador Atenco, que cuenta con un Consejo Municipal Popular electo por las bases insurrectas que, machete en mano evitaron la ocupacià³n de sus tierras por un nuevo aeropuerto internacional. El PRD ofrece negociar a cambio de la aceptacià³n de su candidato, el levantamiento de las à³rdenes de aprehensià³n de los dirigentes del Frente Popular en Defensa de la Tierra. La izquierda partidaria perredista se hace cà³mplice del secuestro de rehenes por parte del estado, lo cual le trae beneficios para sus campañas y para los acuerdos electorales en beneficio de su cúpula dirigente. Lo de menos es la participacià³n y representacià³n de una democracia popular como proyecto autogestivo. Esto disminuye su importancia pública ante la mercadotecnia publicitaria encargada a agencias mercantiles que manejan las imágenes de los candidatos de izquierda y de derecha igual que si fueran un producto que hay que vender.
CRECIMIENTO CERO.
En 2002 la economà­a crecià³ cero. En 2003 crecerá no más del 3 % en tanto que este es el porcentaje de desempleo y los socios yanquis recomiendan no invertir en Mà©xico a pesar de los viajes de promocià³n del presidente Fox, famoso por su torpeza declaratoria. Estará en Davà³s 2003 para convencer que como Mà©xico no hay dos, según dice antigua cancià³n contradicha por el llamado riesgo paà­s difundido a partir de la crisis de Argentina y de la guerra contra Irak y Palestina que hace del terrorismo una bandera fascista concretada en la contradictoria descalificacià³n de un gobierno sumiso al imperialismo hasta el punto de permitir el asesinato y el acoso de trabajadores mexicanos migrantes a Estados Unidos y de la persecucià³n y represià³n a mexicanos para eventos tan triviales pero tan costosos econà³micamente como el Super Bowl.
Todo esto da lugar a un juego polà­tico de soberanà­a virtual. La ostentacià³n polà­tica de la renuncia dada a conocer por el Secretario de Estado Collin Powell, del canciller más imperialista de toda la historia de Mà©xico, Jorge Castañeda, un exizquierdista del PCM, es manejado como prueba de madurez que reconoce la soberanà­a de Cuba comprometida con una brigada mà©dica para resolver la escandalosa mortandad de recià©n nacidos en Chiapas, juega con el puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU para no condenar del todo al gobierno yanqui, igual que los gobiernos de Francia y Alemania a cambio de exigir la renuncia de Hussein y callar las masacres contra el pueblo palestino. El gobierno mexicano está en el grupo de amigos de Venezuela al lado de Estados Unidos y España entre otros. ¿Quà© puede esperar el pueblo venezolano de semejantes autoridades morales?.
Crecimiento cero tambià©n para las izquierdas. Esto es grave por la ausencia de proyectos de largo plazo. Los que hay en las organizaciones polà­tico militares exhiben sus limitaciones: el pacifismo humanista autodenominado Rebeldà­a por el EZLN y las ejecuciones de prià­stas del EPR sin explicacià³n polà­tica convincente. Nada de esto niega sino afirma la urgencia de autodefensa popular en todos los frentes. Las là­neas son claras: clasismo, trabajo nacional de base, solidaridad internacionalista, confrontacià³n con el estado globalizador con poder popular econà³mico, polà­tico y social en proceso de articulacià³n con proyectos nuevos. Hoy más que antes, vale la consigna del Che: crear dos, tres, muchos Vietnam. Propuestas de trabajo con plenos derechos laborales exigentes de participacià³n obrera y campesina distinta al ineficiente juego parlamentario. Rechazo a la reduccià³n electoral: quien gane es de la clase enemiga del pueblo. No hay más proyecto de Patria que le poder popular como proletariado ampliado. Las metas son ambiciosas pero necesarias, el camino es largo y lleno de obstáculos, pero vencer es la única esperanza. Lo demás es la muerte.