El mito de los "Estados Unidos democráticos"

06/01/2005

Declaracià³n del Campo Antiimperialista

Desde hace años se promueve el mito de unos "Estados Unidos democráticos", afirmando que Bush y sus guerreros neoconservadores de la cruzada antiterrorista por el imperio yanqui no son mas que un error histà³rico que tarde o temprano serán superado por los EE.UU. liberales que conocemos desde la propaganda de la guerra frà­a como cuna de la libertad y la democracia.

La realidad misma ahora ha destruido definitivamente este dogma mentiroso. A pesar del sistema electoral arcaico y antidemocrático yanqui, no se puede negar el apoyo sà³lido para los hombres de Bush entre la poblacià³n estadounidense. Es cierto que los "Protestantes Blancos Anglosajones", el complejo militar-industrial, la oligarquà­a financiera e industrial han tomado todas las medidas necesarias para prevenir una posible oposicià³n construyendo un rà©gimen fortificado – el candidato de los verdes, Ralph Nader, por ejemplo sà³lo alcanzà³ 400.000 votos en las recientes elecciones. Pero incluso en circunstancias que corresponderà­an a una verdadera democracia burguesa la corriente de Bush no serà­a por nada aislado. Tiene el apoyo decidido de las clases medias e incluso de una parte de las clases bajas. El fundamentalismo cristiano se ha vuelto un verdadero movimiento de masas. En conclusià³n hay que constatar que una mayorà­a de todos los sectores de la pirámide social en EE.UU. está a favor de la guerra permanente y la construccià³n del imperio yanqui.

La justificacià³n irracional cristiana para la guerra permanente tiene su fundamento racional – sin que exista el dominio yanqui sobre el mundo el nivel de vida de las dos terceras partes de las capas superiores de la poblacià³n en los centros imperialistas no se podrà­a mantener. Los neoconservadores ya no consideran necesarios los "valores democráticos" para la legitimacià³n del estado de injusticia, sobre todo en su polà­tica interna. Sà³lo la inteligencia europea, la sociedad civil, todavà­a es suficientemente estúpida para seguir creyendo en los EE.UU. liberales, democráticos y buenos. Pero en fin, su propia posicià³n social privilegiada depende de la fuerza de la máquina militar yanqui.

Con las últimas elecciones presidenciales los EE.UU. han confirmado que son un poder profundamente reaccionario. La contradiccià³n permanente entre gobierno y pueblo es una ficcià³n europea que no existen en EE.UU. El perdedor de las elecciones, Kerry, en su último mensaje llamà³ a la unidad de la nacià³n detrás del presidente Bush. Esto no significa que no haya ninguna oposicià³n verdadera, pero desgraciadamente esa sà³lo tiene una influencia marginal.

La lucha contra el imperio yanqui – contra la guerra permanente, contra la globalizacià³n y el neoliberalismo, contra la ocupacià³n y el genocidio – es la tarea principal de ahora. Un amplio frente anti-yanqui puede preparar el terreno para una nueva derrota de los EE.UU. como en otros tiempos en Vietnam, para hacer temblar los fundamentos de la actual unidad imperial dentro de los EE.UU. y abrir asà­ el espacio para una oposicià³n interna de los sectores oprimidos. Esto quiere decir que la resistencia contra los EE.UU. es la lucha prioritaria para todo el mundo y el mejor instrumento para abrir un espacio para una oposicià³n real en EE.UU.

Los pueblos oprimidos, las và­ctimas del neoliberalismo, los miles de millones de pobres no sà³lo en el Tercer Mundo, son la fuerza que podrá liberar a la humanidad de la barbarie imperial.

Abajo el Imperio Yanqui!