"Soy un revolucionario, no tengo frustraciones"

14/01/2005

Entrevista a Simà³n Trinidad

por Carlos A. Lozano Guillà©n
Especial para VOZ


La extradicià³n de Simà³n Trinidad es una infamia más del gobierno uribista. Fue la vindicta del presidente Uribe Và©lez contra la insurgencia, porque no acepta sus chantajes y ultimátums. Pero no se arredrà³ ante sus verdugos, Simà³n Dignidad subià³ al avià³n del F.B.I. lanzando gritos y arengas. Con entereza y con la frente en alto grità³ en la escalerilla del avià³n: ¡Vivan las FARC-EP! ¡Viva el comandante Manuel Marulanda! ¡Viva Bolà­var!

Ni a la altura de sus zapatos alcanzaron los que ordenaron su extradicià³n polà­tica, porque son indignos: no tienen ningún sentimiento de patria y ni siquiera el menor respeto por la soberanà­a nacional. Son lacayos del imperio y apenas cumplen sus à³rdenes.

Hubià©ramos querido estar cara a cara con Simà³n Trinidad. Habrà­a sido la ocasià³n para darle un fuerte y fraternal abrazo revolucionario y comunista de despedida. Pero no se pudo. El Inpec dilatà³ la solicitud de la entrevista personal en la Cárcel de Máxima Seguridad de Cà³mbita, mediante la exigencia de una maraña de requisitos y trámites. Un pajarito nos contà³ que la orden para no permitir nuestro ingreso a Cà³mbita vino del mismo ministro del Interior y de Justicia, Sabas Pretelt de la Vega, "representante de la sociedad civil" en cuanto evento de paz hubo antes de su ingreso al gobierno uribista.

Para justificar la censura de prensa primero se inventaron un supuesto plan de fuga organizado por las FARC y despuà©s, con sensacionalismo y con el coro de RCN, la inteligencia militar hizo correr el rumor de un plan de la guerrilla para silenciarlo para que no delatara a la cúpula del Secretariado. Ambas provocaciones fueron desvirtuadas por Trinidad.

Con audacia nos las arreglamos para tener comunicacià³n a distancia. Tal vez fue mejor asà­, porque hicimos llegar preguntas, contrapreguntas y recibimos respuestas concretas, en un largo reportaje en etapas, cuyo texto final de puño y letra de Simà³n llegà³ a nuestras manos el 30 de diciembre, un dà­a antes de la extradicià³n. Algunas de las respuestas fueron resumidas para la edicià³n impresa, pero, obvio, respetando su estricto sentido. En la web se podrá leer el texto completo de la entrevista.

¿Cuál es su estado de ánimo?

-Es excelente y asà­ ha sido en el transcurso del año. Las convicciones filosà³ficas, ideolà³gicas y polà­ticas del revolucionario no se rebajan por el hecho de perder la libertad fà­sica. La cárcel es una posibilidad cierta para todos los que nos rebelamos contra el Estado, y no sà³lo aquà­ en Colombia o en estos tiempos que corren, no, en prisià³n han estado siempre los revolucionarios del mundo y de todas las à©pocas. Y si esto se tiene claro no tiene por quà© afectar el ánimo, la voluntad, la moral del prisionero de guerra o polà­tico.

¿Cà³mo fueron las condiciones del cautiverio en Colombia?

El Estado, el Gobierno, el Inpec y, muy especialmente, la Embajada de los Estados Unidos, se propusieron hacerlas más drásticas, más difà­ciles para mi que para el resto de los detenidos. Desde mi captura me han mantenido en total aislamiento. Una primera semana en un calabozo en el Búnker de la Fiscalà­a y luego en alta seguridad de Cà³mbita, donde he permanecido todo el año en un área especial retirada de los ocho pabellones y encerrado en una celda de tres por dos metros, mà­nimo 22 horas diarias, solitario, sin nadie con quien hablar a no ser con mis carceleros, sin derecho a ir a la biblioteca, a las canchas de fútbol o baloncesto y sin posibilidades de jugar ajedrez. Tomo los alimentos solo, en la celda, a donde me los llevan los guardias, a diferencia de los demás prisioneros de guerra y presos polà­ticos que comparten todas estas actividades desde las 05 a las 17 horas.

Mi mamá, una anciana de 84 años, exiliada en Paraguay, vino en septiembre con la idea de permanecer en el paà­s hasta diciembre y visitarme cada quince dà­as. Solo lo pudo hacer un sábado por dos horas: el lunes siguiente la llamaron por telà©fono y le dijeron que sabà­an quià©n era, dà³nde estaba alojada y que la iban a matar. Por ello, de manera atropellada tuvo que salir del paà­s de nuevo.

Aquà­ en todo mandan los gringos de la Embajada. Las cárceles se construyen con sus planos, el rà©gimen interno para prisioneros y guardias es calcado de su sistema de prisiones; por aquà­ vienen con frecuencia a pasar revista y asà­ proponen y disponen lo que se les da la gana. No exagero cuando afirmo que estas cárceles son territorio estadounidense. La soberanà­a aquà­ tambià©n se entregà³ por esa disposicià³n de la oligarquà­a colombiana de estar siempre arrodillada al imperio.

¿Cà³mo transcurre un dà­a suyo en la cárcel?

-Me levanto a las 05:30 cuando encienden la luz de la celda, tiendo la cama y hago aseo; despuà©s inicio ejercicios fà­sicos y de calentamiento durante veinte minutos, salgo a un patiecito al lado de la celda a trotar otros veinte minutos antes de pasar a la ducha, ahà­ en el mismo patio, con un agua deliciosamente frà­a. Regreso a la habitacià³n y escucho noticias mientras desayuno; leo la prensa y a media mañana comienzo a estudiar porque tengo un plan que contempla varias materias: polà­tica, economà­a e historia. Descanso con temas más ligeros como novelas, biografà­as, poesà­a y cuentos que es el gà©nero literario que prefiero. En la tardecita respondo la correspondencia de muchos prisioneros y prisioneras de guerra que me escriben. De nuevo oigo noticias y leo hasta que apagan la luz a las 20 à³ 20:30 horas. Escucho otros programas radiales, de opinià³n y música. Siempre me duermo despuà©s de las diez de la noche y todos los dà­as leo a Bolà­var y sobre Bolà­var. A veces me sacan al patiecito para tomar el sol y caminar, una hora en la mañana y otra en la tarde.

¿Quà© de cierto hay en el plan de fuga "descubierto" hace pocos dà­as por el Ejà©rcito?

-Todo es un invento de un coronel, payaso y mentiroso, de apellido Burgos, que pretendià³ ganar mà©ritos hacià©ndole creer al paà­s que de esta cárcel alguien se puede fugar con el apoyo de tres escopetas y dos revà³lveres. Ni la mamá de à©l se cree ese novelà³n. Tambià©n han inventado otras cosas, como que el Secretariado me abandonà³, agentes gringos me presionaron para que entregara el sitio donde están retenidos los tres norteamericanos o que dà© testimonio contra mis superiores y por último se inventaron la infamia de que un francotirador me iba a disparar para silenciarme e impedir que delatará a mis camaradas en la Corte Federal. Yo soy un revolucionario à­ntegro y no un delator. Son falacias y mentiras orquestadas por los medios del rà©gimen.

¿Quà© significa para un guerrillero revolucionario estar en prisià³n en un momento tan importante del proceso polà­tico colombiano?

-Las FARC no son una horda, tampoco un hombre, un caudillo. Las FARC son una organizacià³n con una estructura orgánica y jerárquica, con planes polà­ticos y militares que sus distintos escalones de mando y responsabilidad deben materializar. Todo lo que hagan o dejen de hacer las FARC descansa en organismos colegiados. Tenemos unos estatutos, un rà©gimen disciplinario y unas normas de comando. Hay deberes y derechos para todos los militantes de la organizacià³n. Somos un partido polà­tico con militantes en cà©lulas muy activas, que se reúnen mà­nimo dos veces al mes. Somos una organizacià³n que además cuenta con un numeroso grupo de cuadros capaces y experimentados que intercambian y discuten sobre la realidad nacional y mundial de manera permanente. En las FARC se estudia mucho sobre todos los temas y las regiones y para ello se hacen escuelas y cursos de distintos niveles en los que se preparan las nuevas generaciones de cuadros. En las especialidades que requieren un Ejà©rcito y un partido polà­tico.

Y tambià©n están el partido clandestino y el Movimiento Bolivariano, organizaciones que tambià©n forman a nuevos revolucionarios y luchadores, y se adelantan tareas de organizacià³n, educacià³n, movilizacià³n y lucha. En los sectores obreros, campesinos, indà­genas, estudiantiles, populares, de donde surgen nuevos là­deres con nuevas experiencias. Pero además existen otras organizaciones revolucionarias, populares y democráticas y miles, millones de colombianos que batallan por conquistar una Colombia democrática, con justicia social y soberanà­a. Ustedes en VOZ todas las semanas dan a conocer sobre las actividades de estas organizaciones y sus dirigentes y sus masas, asà­ que no me voy a extender en esto. Entonces mi lucha está enmarcada en una lucha social donde participan miles que serán millones en la conquista del poder. Asà­ las cosas, la circunstancia de estar hoy preso se ve en su justa dimensià³n y la pelea la continúan otros.

Yo salà­ a Quito a realizar la tarea de contactar personalmente a la ONU y al ex esposo de Ingrid que trabajaba en la embajada de Francia en esta ciudad, para darle nuevos brà­os al canje de prisioneros. Me capturan y el Secretariado nombrà³ al camarada Felipe Rincà³n en mi reemplazo y Felipe tiene las mejores calidades como revolucionario y cuadro de las FARC para cumplir muy bien esta tarea. Ahà­ está el relevo, sin mayores traumatismos. Y las FARC no se van a acabar con eso.

¿Al fin cà³mo fue su detencià³n en Quito?

-Fue una operacià³n de agentes norteamericanos y colombianos. Me hicieron seguimientos y me capturaron. Luego me entregaron a la policà­a ecuatoriana la que se inventà³ la historia de que habà­a sido detenido en una operacià³n de rutina y de manera coincidencial.

¿Cà³mo ve el Plan Patriota tan celebrado por las autoridades nacionales y los gringos?

Leà­ una declaracià³n en Semana del comandante de las Fuerzas Militares, general Ospina, donde decà­a que los resultados del Plan Patriota no se podà­an medir por el alto número de muertos. Y se referà­a a los muertos de sus propias tropas. Ahà­ entendà­ que a Uribe Và©lez le fracasa el Plan Patriotero. Las desesperadas gestiones del embajador de Colombia en Washington, mister Moreno, en búsqueda de otra millonada de dà³lares para este plan, es otra muestra del fracaso. Las continuas visitas al sur del paà­s del anterior y del recià©n nombrado comandante del Comando Sur de los Estados Unidos para restituir la moral de los soldados colombianos es otra manifestacià³n del estrellà³n. Los reiterados viajes de Uribe Và©lez a Estados Unidos para clamar la continuidad de la ayuda en dinero y en "asesores" tambià©n confirman que el plan no va bien. El aumento del número de soldados y mercenarios –contratistas militares civiles según el eufemismo-, en el cien por ciento y 50 por ciento respectivamente, para totalizar 800 y 600 unidades, es otro ejemplo del fracaso del plan diseñado por los mismos gringos.

Hace dos semanas, el senador Vargas Lleras, oficial profesional de la reserva, dijo en un programa radial de Caracol –Hora 20-, que el Plan Patriota ante las dificultades encontradas por la respuesta guerrillera, estaba atrasado siete meses y este comenzà³ en abril de este año, asà­ que con un cálculo sencillo con los dedos de la mano el Plan Patriota solo ha avanzado ¡un mes! y eso en medio de toda propaganda, aviones, helicà³pteros, armas, radares y satà©lites que han costado miles de millones de dà³lares de los presupuestos de los Estados Unidos y de Colombia, con todas las Fuerzas Armadas dedicadas a cumplir el plan de guerra más grande que se ha puesto en práctica en toda la historia nuestra desde el pacificador Morillo.

El ideà³logo del guerrerismo en Colombia, Alfredo Rangel, el general Valencia Tovar y el ministro de la guerra, encargado de llevar el Plan Patriotero a la práctica, están enfrascados en la bizantina discusià³n de si se necesitan más aviones o helicà³pteros o soldados profesionales. Y los tres están equivocados. Con nada de eso ganarán ni derrotarán a las FARC.

En palabras de un mayor que pasà³ por mi celda, ahora que todos los dà­as el Ejà©rcito pasa revista por la mentira del supuesto plan de fuga: "Nosotros estamos convencidos que a la guerrilla nunca la podremos derrotar". En VOZ y en El Tiempo leà­ unos partes de guerra de los Bloques Oriental y Sur de las FARC y allà­ lo que se aprecia es una guerrilla fuerte, vigorosa, que combate a diario y logra à©xitos.

¿Cà³mo afronta la decisià³n de su extradicià³n?

-Tranquilo y con la dignidad de un combatiente revolucionario. Siempre estuve convencido de que el concepto de la Corte Suprema de Justicia serà­a favorable a los intereses polà­ticos de los Estados Unidos. Tambià©n de que Uribe Và©lez no vacilarà­a en ordenarla, porque es una especie de venganza contra las FARC.

-¿Por quà©?

-Porque la Corte solo verifica que uno sea la persona reclamada, que la documentacià³n que presenta el Estado requirente sea válida, que la providencia emitida por el paà­s solicitante aplique para extradicià³n y que se cumpla el principio de la doble incriminacià³n, o sea, que lo que allá es delito aquà­ tambià©n lo sea. El presiente de la Corte Herman Galán, dijo públicamente que à©l no está de acuerdo con el actual mecanismo para autorizar la extradicià³n de colombianos. Y en un extraño instante de sinceridad dice que la Corte actúa como un simple notario, mejor dicho, son unos firmones y nada más. Mas que miembros de una Corte Suprema de Justicia son unas cortesanas dispuestas a entregarse al amo sin vergüenza alguna. Se prostituyen para entregar la dignidad y la soberanà­a a cambio de la visa para ir a Estados Unidos y de unos whiskys y pasabocas que les dan los cuatro de julio en la Embajada gringa en Bogotá.

¿Sobre quà© bases se fundamenta la extradicià³n?

-Los fiscales gringos, apoyados en dos mentirosos agentes, uno de la DEA y otro del F.B.I., se inventaron cargos, viajes, fechas, testigos y nada de eso verificà³ la Corte. Si el Estado norteamericano se inventà³ la existencia de armas de destruccià³n masiva en Irak para invadirlo y apropiarse de su petrà³leo y para eso le mintieron a todo el planeta ¿quà© no será capaz el imperio de inventar contra un guerrillero, un revolucionario o contra una organizacià³n como las FARC que desde sus inicios ha enfrentado al imperialismo estadounidense?

Miente el Ejà©rcito colombiano cuando en un informe de inteligencia asegura que soy miembro del Estado Mayor Central. Y de esta falsedad se aferran el DAS, la DIJIN, el CTI, al igual que los dos fiscales de Washington para señalarme como determinador de la "toma de rehenes". Miente el agente de la DEA cuando dice que estuve en Vichada en actividades de narcotráfico para exportar ¡cinco kilos de cocaà­na!, cuando todo el paà­s conoce que estuve en el sur del paà­s en las tareas propias del Comità© Temático, primero y despuà©s como vocero en la Mesa de Diálogo cuando el proceso de paz. Quieren presentar a las FARC como una organizacià³n terrorista y de narcotraficantes, pero somos una organizacià³n revolucionaria con 40 años de existencia y de lucha polà­tica y guerrillera. Mienten tambià©n las autoridades norteamericanas cuando niegan su participacià³n directa en el conflicto armado de Colombia y disfrazan a sus tres prisioneros de empresarios y asesores en informática.

¿Creyà³ en la oferta de Uribe Và©lez para diferir su extradicià³n?

-Nunca Uribe Và©lez negà³ una extradicià³n despuà©s del concepto favorable de la Corte. Condicionar mi extradicià³n a la liberacià³n de los 63 prisioneros en poder de las FARC fue un chantaje. Por lo burda de la maniobra el Gobierno me convirtià³ en su rehà©n. Además, lo que buscaba Uribe era justificar el "corazà³n grande" con Mancuso. En Estados Unidos se iniciará otra batalla. No sà³lo mà­a, tambià©n de las FARC. Pero tambià©n de todos los colombianos y de todos los que en el mundo están en contra de esta práctica imperialista, remanente del colonialismo.

¿Le ve alguna perspectiva al canje o intercambio humanitario?

-Sà­. No sà³lo ya hubo un intercambio humanitario en 2001, sino que las FARC tienen, en razà³n de esta guerra interna, a una treintena de oficiales y suboficiales del Ejà©rcito y la Policà­a capturados no precisamente en parques jugando trompo o volando cometas, por el contrario, rendidos en combates en distintos sitios de Colombia, respetados en sus convicciones polà­ticas y religiosas e integridad fà­sica y cuidados como prisioneros de guerra.

El Estado tiene tambià©n a guerrilleros capturados en combate y en otras tareas revolucionarias. Es asà­ como los prisioneros de parte y parte pueden y deben ser canjeados como iguales. Eso no tiene más misterio, es la realidad, lo concreto.

Lo absurdo es este criterio del Comità© Internacional de la Cruz Roja de que en los conflictos internos no hay prisioneros de guerra. Hoy en el mundo la inmensa mayorà­a de las guerras no son entre paà­ses, son guerras entre nacionales, por lo que esta concepcià³n del CICR es, además de absurda, obsoleta. Y de este criterio se aferra el Estado colombiano para, de una parte, negarnos como guerrilleros la condicià³n de prisioneros de guerra y, de la otra, negarle a sus soldados y policà­as el carácter de prisioneros de guerra y presentarlos como secuestrados.

Sobre esto hay un debate mundial, incluso al interior el CICR; el problema es que los principales financiadotes de este organismo son los Estados Unidos y los demás club de paà­ses industrializados, que entre otras cosas ya superaron el problema de las guerras fratricidas.

Si el Estado colombiano acepta el canje de prisioneros de guerra, el problema de los polà­ticos se soluciona en un dos por tres. Pero la oligarquà­a y sus generales no están interesados en esos soldaditos: con dinero compran nuevos soldaditos. Aunque soy consciente que mi extradicià³n afecta las negociaciones del canje y crea más desconfianza desde nuestro lado.

¿Cree que hay perspectiva en la lucha revolucionaria?

-Sà­. Creo en la solucià³n polà­tica del conflicto y en la revolucià³n. "El derecho a la revolucià³n es el único derecho realmente histà³rico, el único derecho en que descansan todos los Estados modernos sin excepcià³n". Esto lo dijo Federico Engels y este planteamiento tiene plena vigencia y en particular para todos los que luchamos contra el capitalismo, sistema causante de todas las lacras que azotan a la humanidad y hoy multiplicadas por el imperio de las transnacionales. De ahà­ la pobreza y la miseria de 2.800 millones de seres humanos mientras los gastos militares se elevan a 950 mil millones de dà³lares al año.

El capitalismo es el responsable de que 270 millones de niños no tengan asistencia mà©dica y 140 millones de infantes carezcan de educacià³n escolar. Por el capitalismo crece el desempleo del mundo, se expande el SIDA y se permite la explotacià³n infantil que abarca a 180 millones de niños. Es el principal responsable del terrorismo de Estado y del comercio mundial de narcà³ticos con sus fabulosas ganancias para el sector financiero, el mayor beneficiario. Y todo esto y mucho más sustentado en la propiedad privada de los modernos medios de produccià³n y la expropiacià³n del hombre por el hombre, lo que hace más actual que nunca la lucha revolucionaria.

Y en Colombia todo esto tiene su rà©plica. La oligarquà­a en su voracidad por la ganancia econà³mica y el poder polà­tico sumià³ en la pobreza a 29 millones de colombianos en el desempleo y en el subempleo a más del 50 por ciento de la fuerza laboral; monopolizà³ la banca, la industria, la tierra y entregà³ al capital transnacional el petrà³leo, el carbà³n, el nà­quel, el gas, las telecomunicaciones; la corrupcià³n es el pan de cada dà­a en las empresas y organismos estatales, aupada por los empresarios privados igual de corruptos. La oligarquà­a desde siempre optà³ por la violencia, el terror y la guerra y para ello se alià³ estrechamente con los gobiernos de los Estados Unidos.

¿Para un combatiente como usted quà© significan las nuevas condiciones del cautiverio?

-La cárcel no anula la lucha por el contrario le da continuidad, la cárcel abre otros espacios.

¿Siente alguna frustracià³n o se cree responsable de estas circunstancias?

-Un revolucionario no puede sentirse frustrado por haber luchado mientras estuvo libre y menos aún al perder la libertad fà­sica. El encierro no desaparece nuestras concepciones filosà³ficas, polà­ticas y por el contrario las hace más sà³lidas. La cárcel forja la condicià³n de rebeldes, de revolucionarios, de comunistas, de continuadores del ideario de Simà³n Bolà­var. Basta leer la correspondencia que intercambiamos guerrilleras y guerrilleros prisioneros de guerra para comprobar esto. Una carta de Yesid Arteta o de una guerrillera de base, de un joven guerrillero, lo que trasmite es revolucià³n, dignidad, valor, convicciones.

Además está la solidaridad de muchà­sima gente en el paà­s y en otras partes del mundo, otros brazos levantan nuestras banderas, se agitan nuestras consignas, se marcha y se protesta, se exige nuestra libertad y todo ello estimula y motiva nuestros ideales.

Un mensaje antes de su extradicià³n……

-La oligarquà­a tiene absoluta claridad de su paseo: democracia para ella y restriccià³n de los derechos polà­ticos para el pueblo, como en Grecia y Roma antiguas: democracia para los esclavistas y ausencia de derechos para los esclavos; apuntalar el neoliberalismo econà³mico o capitalismo salvaje para ella enriquecerse más y empobrecer aún más a los trabajadores; someter a Colombia al TLC como primer paso para llegar al ALCA y satisfacer los intereses de las transnacionales y de los monopolios nacionales. Asà­ estos queden como "cola de leà³n" y terminar de rifar los recursos naturales y humanos del paà­s; continuar la práctica del terrorismo de Estado, ahora enmascarado de seguridad democrática y la guerra en la pretensià³n de derrotar a la guerrilla y apaciguar las luchas populares; y entregar todo lo poco que queda de soberanà­a a los intereses de los Estados Unidos como único medio de sostenerse en el poder formal. Entonces el mensaje es para el pueblo. Y es este: organizacià³n de las luchas populares, alianzas con sectores democráticos y progresistas y respaldo al movimiento guerrillero. Unidad, unidad, unidad popular, democrática y revolucionaria que es el medio para triunfar y construir la nueva Colombia.

¿Es una despedida o un hasta pronto?

-Cuando asumimos la lucha revolucionaria como la razà³n de ser de nuestra existencia –y yo no se vivir sin el compromiso total con la revolucià³n-, està© en las condiciones que està©, en el lugar que toque y con el sacrificio que sea menester hacer, sà³lo hay futuro y este es de lucha.