Para interpretar el significado del PSUV (partido único) en el marco de la revolucià³n bolivariana hay que definir el espacio polàtico en el cual se desarrollará. Eso implica insistir en las tres variables que determinan el proceso revolucionario: (i) elecciones, (ii) cambio en las relaciones de poder y (iii) sistema polàtico-social basado en la democracia revolucionaria (directa).
En primer lugar, hay que ubicarnos en el escenario de la lucha por alcanzar la revolucià³n. à‰sta, a partir de 1997, se libra por la vàa electoral. El nuevo paradigma del siglo XXI establece que la revolucià³n se inicia, se desarrolla y se consolida a travà©s de los actos electorales de carácter revolucionario. Las elecciones son el instrumento para tomar el poder y transferirlo a las comunidades organizadas (Socialismo del Siglo XXI). Là©ase bien, tomarlo para cederlo, entregarlo, darlo al pueblo. Accià³n polàtica diametralmente opuesta a las elecciones cuando son empleadas para mantener el poder cupular de los cogollos.
El acto electoral de carácter revolucionario incide en la concepcià³n ideolà³gica del poder. En la reforma, modelo polàtico de la democracia representativa, las elecciones son un instrumento para perpetuar en el poder a las clases dominantes. Mientras que en la revolucià³n las elecciones son la vàa para emancipar al colectivo nacional. Al transferir el poder y la toma de decisiones a la comunidad organizada se está generando un cambio en las relaciones de poder. La direccià³n de la sociedad deja de ser un privilegio de las cúpulas y empieza entonces un proceso de adecuacià³n de las comunidades organizadas a ejercer el mando sobre sus respectivos colectivos.
Por otro lado, la comunidad organizada al tomar decisiones sobre los asuntos de su competencia (definir su propio destino de manera autà³noma) entra en la dimensià³n del ejercicio de la democracia revolucionaria (directa). Empleando el mà©todo asambleario, la comunidad no va a requerir de la intermediacià³n de ningún otro ente ajeno a sus propias estructuras. La existencia de la ley de Consejos Comunales es lo más aproximado para explicar el cambio en las relaciones de poder. El Consejo Comunal, integrado por voceros electos en la asamblea comunitaria, es ahora la instancia que decide sobre las polàticas públicas y los planes de desarrollo para su prosperidad individual y colectiva. Por lo tanto, el propio aparato burocrático del Estado no se involucra en el proceso decisorio. La autonomàa radica en el Consejo Comunal el cual es concebido, creado y electo por la asamblea de ciudadanos de la comunidad. En todo caso, el Estado debe cooperar y capacitar a la comunidad para que pueda ejercer, de manera satisfactoria, los roles que establece la ley; pero sin involucrarse en el proceso de toma de decisiones.
Cuando nos referimos al Estado, estamos hablando de los gobiernos locales y regionales, asà como de las instancias descentralizadas del gobierno nacional y los partidos polàticos, los cuales ahora no van a ser intermediarios ante el propio Estado. En la gestià³n de la reforma, los partidos polàticos eran el brazo ejecutor -bajo el mà©todo del clientelismo- de las comunidades. Su rol era carnetizar a todo aquel que se beneficiara de su accià³n y, por lo tanto, pasar a convertirse en un número que sumara votos al momento de la eleccià³n. Compraban conciencia a costa de la menesterosidad. Ahora ese rol no debe existir más. El partido polàtico ya no va a comportarse como activador del clientelismo. El partido polàtico será instrumento electoral para tomar el poder, transferirlo al pueblo y capacitar a la comunidad para que lo ejerza. Ese será el rol del PSUV (único) por el que deben trabajar quienes promueven la profundizacià³n de la revolucià³n. El PSUV surgirá atenià©ndose a las variables que determinan el Proceso Revolucionario. Esa es su razà³n de ser.
La interpretacià³n de lo que significa cambio de estructura, objetivo central de la revolucià³n, es la explicacià³n del por quà© el PSUV dentro del Proceso Revolucionario venezolano no será igual a las experiencias histà³ricas habidas hasta ahora. La descripcià³n hecha nos permite elaborar un marco teà³rico nuevo que justifique un concepto inà©dito de su accionar en el sistema polàtico venezolano. De tal manera, que las alusiones a ejercicios de partidos únicos que han existido anteriormente y que existen en la actualidad, cràticas negativas y hasta positivas; asà como, sugerencias que induzcan a imitar a otras relaciones similares, no pueden ajustarse a una verdad materializada en hechos concretos, ya que lo que se va a crear no tiene parámetros referenciales iguales.