La educación popular en tiempos de rebelión

29/01/2003

Discurso de Hebe de Bonafini en Porto Alegre

Estamos hablando de educacià³n y rebelià³n. Y educar no es poco compromiso...
Nosotras, cuando empezamos, no tenà­amos ningún tipo de educacià³n, solamente lo que habà­amos escuchado de nuestros hijos; o sea que tuvimos que hacer camino al andar: crear, modificar, pelear. Luchar.

Ya llevamos 26 años -ahora cumplimos 26 años - de no dejar un sà³lo jueves la Plaza. Pero tambià©n en estos 26 años creamos, para educar, para formar. Perià³dicos, libros, y la Universidad Popular de la que hablo Claudia (Korol).
La Universidad, que tiene Educacià³n Popular, es un esfuerzo importante que se va haciendo al andar, porque nada está establecido, porque es todo nuevo, es todo diferente, queremos que sea diferente.

Las Madres tenemos un compromiso con nuestros hijos, primero, y despuà©s con nuestro pueblo: defender a la clase a la que pertenecemos, de la que nacimos, porque a veces se olvidan que es tan necesario recordar, retomar y reforzar.
El compromiso con nuestros hijos es no abandonarlos y no traicionarlos, no negociar con nadie, y menos con los partidos polà­ticos.

Porque el capitalismo - à©se del que se hablà³ hace un ratito acá, que dicen que hay que odiarlo - creo que hay que odiar a los hombres que hacen el capitalismo, porque el capitalismo es una palabra, pero hay muchos hombres - que a veces se dicen democráticos - que nos imponen el capitalismo. Y a esos hay que odiarlos, porque son nuestros peores enemigos.
Y esto hay que tenerlo en claro cuando uno educa, cuando uno prepara, cuando uno forma: quià©nes son nuestros enemigos. Y con esos no hay que negociar, no hay que hablar: ¡hay que combatirlos!

Y combatirlos desde las entrañas, porque nos han hecho demasiado daño, millones de muertos en esta Latinoamà©rica. No sà³lo con dictaduras: con el hambre, con la desocupacià³n, con la miseria...
Y esos millones de muertos son los que nos impulsan a seguir en la lucha, los que están vivos en cada uno que pelea. Esos millones de muertos que soñaron con un mundo mejor.

¡Porque sà­ es posible un mundo mejor! ¡Pero sà³lo con la Revolucià³n!
¡No hay mundo mejor si no hay Revolucià³n! ¡Va ser muy difà­cil hacer un mundo mejor si no hacemos una Revolucià³n profunda en esta Latinoamà©rica!

Tal vez como están haciendo nuestros compañeros colombianos. Tal vez como están saliendo a las calles los compañeros venezolanos, que en definitiva están haciendo la Revolucià³n y la rebelià³n todos los dà­as en las marchas.

Donde el imperialismo y el capitalismo les van exigiendo cada vez más para que dejen el poder, para apoderarse del petrà³leo, de las riquezas.
Y tenemos Iraq, con la guerra ahà­... entonces la palabra famosa de "terrorismo", que ahora en casi todo el mundo se ha puesto de moda para acusar a los movimientos populares. Todo aquel que se rebela es terrorista.

¡Y el único terrorismo que nosotros conocemos es el terrorismo del Estado! El que te somete, te deja sin trabajo, te margina, te tortura, te pone preso y te acusa. (Aplausos)

Y querà­a retomar lo de mi compañera Claudia Korol, esta mujer inteligente, extraordinaria, que está en nuestra Universidad, y que estamos tan orgullosas de tener estos "pibes" -como decimos nosotras - en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.
Hablando de la violencia: el año pasado, me fui muy mal del Foro, porque nada de lo que habà­amos planteado en el Primer Foro se tratà³ en el último documento. Se hablà³ de "humanizar el capitalismo", que es inhumano, y se usà³ la …·teorà­a de los dos demonios": son malos lo revolucionarios y es malo el capitalismo, es violencia la de los pueblos que nos levantamos cuando nos hartamos, y es violencia la del Estado. ¡Y no es asà­!

Me fui muy mal por eso, porque nadie se levantà³ a discutir ese documento. Y yo espero que en à©ste de hoy, mucho más grande, donde hay mucha más gente, tengamos fuerza. Si no hay un documento como la gente, que los demás, los que creemos en la Revolucià³n, los que creemos que el único terrorismo es el del Estado, en los que aprendimos a odiar al enemigo, hagamos un documento donde reivindiquemos la violencia de los pueblos, que tenemos derechos a ser violentos cuando nos reprimen... (Ovacià³n)
¡Ningún pueblo quiere la violencia! Por eso, ¡no queremos más guerras! Pero estamos hartos de que nos golpeen, ¡estamos hartos...!

¡Las Madres no estamos más dispuestas a que nos lleven un hijo más! ¡No estamos dispuestas a bancarnos nada más de lo que está pasando!
Por eso apoyamos con todas nuestras fuerzas a los compañeros piqueteros, a los compañeros de las fábricas tomadas; porque son rebeliones profundas y hondas que nos muestran que en este momento, en mi paà­s, tenemos el paà­s en nuestras manos más que nunca. Porque no nos importan las elecciones ni los polà­ticos, ¡que se queden con sus mierdas!

Estamos en otra, ¡absolutamente en otra! Las fábricas - han demostrado los compañeros - que sin patrones funcionan perfecto. Lo que no pueden funcionar es sin trabajadores... (Aplausos)
Hay muchas maneras de educar y de rebelarse. Los compañeros de las fábricas tomadas se rebelaron, y nos enseñaron, y nos educaron. Y los compañeros Sin Tierra nos educan y nos forman; he estado muchas veces con ellos, y cada vez estoy más maravillada de lo que es ese Movimiento.

Pero todavà­a nos falta. Nos falta hacer conciencia en la educacià³n de que la violencia es el derecho de los pueblos a rebelarse ante la injusticia, ante la muerte y ante el horror. Esto es parte de nuestro compromiso, por lo menos de nosotras con nuestros hijos.
Porque si nosotras no reivindicamos el derecho de los pueblos, estamos renegando de lo que hicieron nuestros hijos. ¡Y jamás renegarà­amos de haber tenido hermosos y maravillosos hijos revolucionarios y guerrilleros comprometidos con su pueblo! Que por eso los mataron, que por eso se los llevaron... y esta Latinoamà©rica tiene millones; por eso necesitamos de un documento que ponga toda la fuerza en reivindicar a los compañeros que no son invitados a este foro por que se los considera violentos... (Aplausos)

Nosotras le agradecemos a la Và­a Campesina y al Espacio Marx porque nos invitaron, unos pagaron el pasaje y otros nos invitaron a venir, porque acá en este Foro a las Madres nos consideran violentas.
Y tenemos 26 años de lucha, somos violentas, sà­, ¡porque estamos hartas!

Somos violentas en lo que hablamos, somos violentas en lo que decimos: con la verdad, con el pañuelo, enfrentando a la policà­a, sacando a los presos de las comisarà­as, y acompañando a todo aquel que se levanta contra la opresià³n, contra el capitalismo que tiene nombre y apellido, que condena y persigue a todos los compañeros que sin trabajo hoy son capaces de salir a la calle.
La educacià³n, la formacià³n es indispensable, pero si no tenemos calles, si no tenemos plazas, si no marchamos no aprendemos. Los libros son importantes, los poemas son importantes, pero nos tienen que impulsar, como nos impulsan nuestros hijos y los millones que en este mundo tan perverso están dando su vida, porque ya no quieren mas vivir arrodillados.

Nosotras les agradecemos muchà­simo que nos inviten, les agradecemos poder estar aquà­, pero sobre todo en nombre de nuestros hijos, a los que no vamos a traicionar, a los que no vamos a dejar desamparados.
¡Porque mientras haya un solo hombre y una sola mujer que pelee, ellos no van a morir!

Pero tampoco va a haber democracia mientras haya un solo hombre que no tenga trabajo y un solo niño que se muera de hambre. (Aplausos)

¡No hay democracia en ningún paà­s del mundo mientras los chicos se sigan muriendo de hambre!" (Ovacion)