Carta abierta de James Petras a José Saramago

06/01/2005

Sobre la lucha armada en Colombia

Las ideas, como usted sabe, tienen consecuencias y sobre todo usted, Josà©, sabe que sus palabras son seguidas por millones de sus devotos literarios

Estimado Josà© Saramago,

En dà­as recientes, Colombia (infame por sus escuadrones de la muerte patrocinados por el gobierno y por las matanzas de campesinos), se ha convertido en el lugar favorito desde el que algunos de los más conocidos intelectuales del mundo occidental han dictado disertaciones morales... condenando a la Revolucià³n Cubana (Susan Sontag) y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (don Josà© Saramago). Permà­tame empezar aclarando que yo no tengo ninguna objecià³n a la promocià³n de su último libro en cualquier parte del mundo, pero no si esta se involucra apuntándole mà©ritos a un rà©gimen que es responsable de miles de muertes y del desplazamiento de 2 millones de campesinos. Como hombre autoproclamado de izquierdas, usted ha leà­do bien y está versado en la polà­tica del mundo, particularmente en la de Amà©rica Latina donde usted frecuentemente ha estado de visita, ha disertado, publicado y hablado con numerosos periodistas, intelectuales, notables polà­ticos y otros `fabricantes de opinià³n`

Cuando usted habla, interpreta y juzga a polà­ticos, grupos polà­ticos y paà­ses, lo hace en base a su seleccià³n de los hechos y a opiniones que coinciden con sus valores e intereses. Usted no habla desde la ignorancia sino desde una perspectiva ideolà³gica desde la que hace sus juicios.

Durante su visita a Colombia descartà³ a dos grupos guerrilleros, las FARC y el ELN: "En Colombia no hay guerrilla, son bandas armadas simplemente." Usted vino a afirmar que ellos no son verdaderos comunistas porque, "se dedican a secuestrar y asesinar, violando los derechos humanos." Admite generosamente que "quizás al principio fueran (comunistas) pero no ahora." Considera entonces, que esta lucha de la guerrilla está sà³lo justificada cuando "un paà­s está ocupado por un invasor extranjero y el pueblo se debe organizar para resistir."

Saramago, como usted bien sabe, hay muchas condiciones bajo las que el pueblo se levanta para derrocar a sus opresores: dictadores militares, regà­menes civiles asesinos, terratenientes y sus escuadrones de la muerte, etc. Mi estimado Josà©, usted recuerda ciertamente la resistencia armada contra Franco, el exitoso derrocamiento de la dictadura portuguesa en 1974, asà­ como la resistencia de la guerrilla popular en Centroamà©rica a los tiránicos "regà­menes civiles " en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. O piensa usted que las guerrillas de Zapata, Farabundo Marti y Fidel Castro eran mayormente "bandas armadas " porque no siguieron sus preceptos de votar "en blanco". Ellos no se rebelaron contra un invasor extranjero (aunque habà­a en abundancia capital, consejeros militares y sofisticadas armas extranjeras). Me temo, Pepe, que su criterio polà­tico negarà­a las grandes figuras y los hechos emancipadores del siglo XX. Estos referentes revolucionarios continuarán ilustrando a millones de personas en lucha contra los tiranos despuà©s de que sus entrevistas y opiniones sean relegadas al cubo de la basura de la historia.

Pero dejemos por un momento a un lado su infortunada amnesia histà³rica. Discutamos de las guerrillas en Colombia, en particular, de las FARC. Las FARC fueron formadas por 46 activistas campesinos en 1964, quià©nes, despuà©s de numerosos esfuerzos por construir comunidades productivas pacà­ficas, sufrieron persecucià³n y fueron testigos de la destruccià³n de sus cosechas, sus casas y sus ganados por parte del ejà©rcito, al tiempo que eran asesinadas a sus familias, amigos y vecinos. Todo ello bajo un rà©gimen civil electo, oligárquico y represivo, puede estar seguro, bajo mando colombiano asesorado por Fuerzas Especiales norteamericanas. ¿Debieron ellos haber vertido cenizas en sus cabezas, esconderse en un arbusto y esperar hasta las prà³ximas elecciones para emitir un voto en blanco?. ¿Garantizarà­a usted sus vidas cuando fueran caminando hacia el colegio electoral? Sà­, usted concede que, al principio, las FARC pudieron haber sido comunistas... ¿pero no despuà©s? Veinte años despuà©s las FARC negociaron un acuerdo de paz con el entonces presidente Betancourt, para que muchos de sus militantes y algunos de sus là­deres pudieran formar un partido, la Unià³n Patrià³tica, y pudieran competir en las elecciones presidenciales y al congreso. Entre 1984-1989 más de 5 000 miembros y activistas electorales fueron asesinados por el ejà©rcito colombiano, la policà­a y los escuadrones de la muerte, incluyendo a dos candidatos presidenciales populares. Las FARC volvieron a la lucha armada.

Don Josà©, ¿fue este el punto en que ellos dejaron de ser comunistas? ¿Deben ellos volver a emitir "votos en blanco"?. ¿Dà³nde: desde el destierro? ¿Desde Lisboa? Está claro, Pepe, que las guerrillas volvieron a las actividades armadas porque no habà­a ninguna otra manera para sobrevivir y continuar la lucha por lo que usted llama una "democracia eficaz" y contra los "plutocrátas econà³micos" a quià©n usted condena verbalmente. Entre 1999-2001, las FARC estaban de acuerdo en suspender la lucha armada guerrillera y seguir negociaciones, una vez más, con el rà©gimen de Pastrana. Insistieron en una zona desmilitarizada - libre de las tropas paramilitares y militares-. Lanzaron un programa polà­tico de reforma agraria, control público nacional de recursos estratà©gicos y de grandes obras públicas para generar trabajos. Este programa fue puesto en la mesa de negociacià³n y se convirtià³ en la base para negociar un acuerdo de paz y justicia. Usted seguramente recuerda esos dà­as, sà³lo unos años han pasado... y sà³lo unos años antes de que usted fuera honrado con el Premio Nobel.

Pepe, usted recuerda ciertamente que las FARC establecieron una serie de foros públicos y talleres e invitaron a acadà©micos, sindicalistas, granjeros y gente de negocios para que presentaran documentos y propuestas. Pepe, usted seguramente recuerda esas reformas, sobre todo la propuesta para desmilitarizar el paà­s, en ambos lados. Dr. Saramago, usted como un escritor sabio y mundano, sabe que las "bandas armadas" no convocan foros, ni escuchan y aceptan propuestas de una pluralidad de fuentes para hacer de Colombia una democracia eficaz.

El rà©gimen de Pastrana abruptamente rompià³ las negociaciones con el apoyo del gobierno norteamericano y lanzà³ un ataque masivo en la zona desmilitarizada. ¿ Debà­a la guerrilla y sus partidarios campesinos haber respondido preparándose para emitir "votos en blanco"?. ¿Hubieran sobrevivido ? ¿Era el punto en el quà©, en su opinià³n, las guerrillas se convirtieron en "bandas armadas de secuestradores y asesinos?" Yo soy serio, Saramago. Quiero que usted me dà© su respuesta porque la propuesta de las FARC para la reforma agraria y la desmilitarizacià³n tiene el apoyo de millones de campesinos, desposeà­dos y torturados por el gobierno colombiano que usted se negà³ a nombrar, a la quà© usted oblicuamente llamà³ "la situacià³n en Colombia." ¿Por quà© semejante discrecià³n cuando está hablando de un gobierno terrorista como el del actual presidente Uribe que ha lanzado una polà­tica de tierra quemada a lo largo del paà­s...? Josà©, ¿por quà© el silencio sobre Uribe? ¿Por quà© no condena la masiva presencia norteamericana en Colombia; 3 mil millones de dà³lares en ayuda, 800 consejeros militares, una docena de bases militares y varios miles de mercenarios pagados por el Pentágono?. ¿No cuenta eso como "invasià³n extranjera", Pepe? ¿O necesita usted 10 mil millones de dà³lares y 5 divisiones de marines para llamarlo una ocupacià³n militar norteamericana, para considerar a las FARC y al ELN autà©nticos movimientos guerrilleros y no "bandas armadas" de merodeadores y asesinos.? Pepe, yo no lamento escribirle a usted de esta manera directa y atrevida... no sà³lo es debido a mi estilo sino a consecuencia del enorme daño polà­tico que usted ha hecho. Los tà©rminos que usted ha usado para calumniar a las guerrillas se hacen eco de la retà³rica del Pentágono, de Uribe y del resto de la oligarquà­a colombiana. Pero su idioma polà­tico que inhabilita a la guerrilla en Colombia es empleado a lo largo de Amà©rica Latina por las clases gobernantes contra los movimientos populares. En Brasil, Paraguay y Bolivia, los terratenientes describen a los trabajadores campesinos y movimientos de los sin tierra como "vagabundos", delincuentes y "bandas armadas." ¿Saramago, quià©n es el responsable original de esos tà©rminos, usted o los terratenientes?

Pepe, terminarà© dicià©ndole lo que pienso.

La guerrilla - las FARC y el ELN - son hoy, y fueron siempre, guerrillas. Están armados porque tienen que estarlo, porque Colombia necesita cambios básicos y el sistema polà­tico no permite otros medios, incluidas elecciones que se celebren sin terror ni intimidacià³n. Usted tiene derecho a opinar, pero las circunstancias, el contexto y la sustancia de sus comentarios sà³lo pueden entenderse como elementos que fortalecen a los là­deres terroristas y a las fuerzas militares de Colombia. Usted afirma ser comunista; pero hay muchos tipos de "comunistas" hoy: aquellos que robaron el patrimonio público de Rusia y se volvieron notables oligarcas; aquellos que colaboran con el brutal rà©gimen colonial americano en Irak; aquellos que se han esforzado durante cuarenta años en las fábricas, selvas y campos de Colombia para una sociedad sin clases; Y aquellos "comunistas" que temen el problema (imperialismo) y temen la solucià³n (revolucià³n popular) y hacen de todo ello una cuestià³n de preferencias personales.

Las ideas, como usted sabe, tienen consecuencias y sobre todo usted, Josà©, sabe que sus palabras son seguidas por millones de sus devotos literarios. Piense antes de hablar de "bandas armadas" porque usted está justificando el asesinato de miles de colombianos que han escogido tomar el camino más difà­cil y peligroso hacia la emancipacià³n de su paà­s. En el pasado reciente hemos compartido opiniones y posiciones. Pero de aquà­ en adelante tomamos caminos divergentes. He perdido mi confianza en usted. Usted ha defraudado mis esperanzas. Usted sigue su camino y yo sigo el mà­o.

Sin dolor ni pesares

James Petras