Contra el golpe de Estado: Por un "13 de Abril" hondureño

08/07/2009

Resolución del Campo Antiimperialista sobre el golpe de Estado en Honduras

El 28 de Junio las Fuerzas Armadas de Honduras protagonizaron un golpe de Estado contra el presidente electo Manuel Zelaya y lo llevaron al exilio forzado en Costa Rica. Los golpistas, apoyados por la oligarquía del país y los representantes de los tradicionales partidos burgueses, declararon presidente a Roberto Micheletti, miembro del propio Partido Liberal que llevó a Zelaya a la presidencia en 2006.

El pueblo de Honduras inmediatamente se ha levantado en movilizaciones masivas y cada día se enfrenta a los golpistas en las grandes ciudades del país. Los militares han clausurado a todos los medios independientes y diariamente endurecen la represión contra los manifestantes,  con un saldo de tres muertos y centenares de detenidos, entre ellos personajes políticos prominentes del gobierno de Manuel Zelaya.

El Campo Antiimperialista declara su más rotundo rechazo de este golpe reaccionario contra el gobierno progresista de Manuel Zelaya y su plena solidaridad con la resistencia militante de las organizaciones populares hondureñas que enfrentan a los gorilas.

El golpe de Honduras pone sobre la mesa dos cuestiones importantes para el movimiento antiimperialista internacional y la resistencia hondureña. Primero, cual es el papel del imperialismo norteamericano dirigido por Barak Obama en los acontecimientos de Honduras, y segundo si es un auto-gol la actuación golpista de la oligarquía hondureña?

Nosotros consideramos que la iniciativa por el golpe ha originado en la propia oligarquía hondureña, secundada por lo que queda en los servicios de inteligencia y el comando regional militar norteamericanos del área de Bush. La línea geopolítica del nuevo presidente Obama no es la polarización forzada para escalar conflictos incipientes, sino la moderación de las contradicciones y la neutralización de las fuerzas de cambio. Particularmente en los escenarios secundarios del conflicto internacional, así como en aquellos casos donde las fuerzas dirigentes de Estados, gobiernos o movimientos disidentes no son revolucionarios y/o antiimperialistas intransigentes, que por principio ideológico rechazan la normalización con el imperialismo (como pueden ser los casos de Ahmedinedjad en Irán o Chávez en Venezuela), sino hombres moderados de reformas sociales y humanistas a favor de las mayorías pobres (ni hablar de aquellos trasformados en políticos de poder a la cabeza de sub-potencias regionales como Brasil que participan en el juego imperialista con todas las reglas anti-populares), la nueva política norteamericana del dialogo puede ser mucho mas eficaz para asegurar la supremacía y hegemonía imperialista que aquella de los radicales neoconservadores.

Lo que si creemos es que el hecho consumado del golpe puede ser conveniente para fundar la nueva política imperialista de Obama. Todas las instituciones imperialistas, con la OEA en primera línea, ahora se ponen a la cabeza de un “frente único democrático” para pacíficamente restablecer el orden constitucional en Honduras sobre la base de la reconciliación y el compromiso. Compromiso que va a vaciar todo el contenido de cambio social e institucional que Zelaya representaba para el pueblo pobre (no olvidemos que el motivo inmediato para el golpe era el proyecto de Asamblea Constituyente), romper los enlaces que han unido a Zelaya con el movimiento popular (que se han fortalecido sólo recientemente desde la ruptura de Zelaya con el establecimiento politico tradicional de su país por la cuestión del ALBA), llevarlo nuevamente al ámbito politiquero de los compromisos y negociaciones secretas y así restablecer el fundamento de la desprestigiada institucionalidad bipartidista del país. Como efecto colateral de esta maniobra, el imperialismo norteamericano podrá dar oxigeno a la OEA como su instrumento tradicional en América Latina y quitar protagonismo a la coalición del ALBA dirigida por Venezuela.

Será exitosa esta política? Como todo acto audaz en la política, también el golpe de Estado en Honduras implica riesgos para sus iniciadores. El objetivo de la oligarquía de este país tradicionalmente conservador y anti-revolucionario era acabar preventivamente con un movimiento popular incipiente. Esto ahora puede volverse un auto-gol y llevar a una radicalización acelerada que definitivamente rompa el marco institucional de Estado. La cuestión aún no decidida en Honduras es: quien será el protagonista en re-instalar al presidente Zelaya? Será la comunidad internacional del imperialismo “democrático”, o será el pueblo en la calle. Si los movimientos hondureños lograrían terminar el golpe con un “13 de Abril” - como el pueblo venezolano cuando en 2002 derrotó el golpe contra el presidente Chávez, llevó a sus hombros organizados su presidente nuevamente al poder y con esto cambió decisivamente las correlaciones de fuerzas a su favor– el establecimiento oligárquico de Honduras y también el imperialismo democrático de Obama habrían sufrido una derrota. Tal desenlace sería un refuerzo sin precedentes para la organización popular en Honduras y haría del pueblo el protagonista de una asamblea constituyente que podrá cambiar el país estructuralmente. Si en cambio la OEA y la comunidad internacional imponen su “restablecimiento negociado del orden constitucional”, con Zelaya reducido a prueba de la nueva cara democrática del imperio, esto podría abrir un período de “rollback” para los movimientos y gobiernos antiimperialistas latinoamericanos con un “divide et impera” que termina reintegrar a los pragmáticos y aislar a los intransigentes.

Por esto llamamos a la solidaridad internacional a movilizarse en apoyo a la resistencia popular hondureña y a rechazar todos los intentos de compromiso negociado.

 

Por un “13 de Abril” hondureño!

Derrotar el golpe para cambiar el país!

 

Campo Antiimperialista, 6. Julio 2009