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La lección de Hizbulá

16. July 2006

Accionar de Hizbulá encuentra apoyo mayoritario de los árabes y revela polà­tica complice tanto de Europa como de los regimenes árabes. Por Alberto Cruz.

 

 

Europa se suele sorprender
a menudo cuando estallan ciertas crisis que no están dentro
de lo “polà­ticamente correcto”. Si Israel viola
el derecho internacional reiteradamente con, entre otras cosas,
el castigo colectivo a la poblacià³n de Gaza (pongamos
por caso el artà­culo 33 de la IV Convencià³n de
Ginebra, que establece que “el poder ocupante no puede
utilizar los castigos colectivos contra la poblacià³n civil”)
nos limitaremos a llamadas a la calma, a la cordura y sandeces
similares. ¿Alguien se acuerda de la resolucià³n
del Tribunal de Justicia de La Haya contra el muro del apartheid
levantado por Israel? ¿Algún gobierno ha reclamado
a Israel su derribo, tal y como proclamaba la citada resolucià³n?
No. Ahora bien, si los combatientes palestinos capturan en una
operacià³n militar a un soldado israelà­ se producirá
un rasgado general de vestiduras exigiendo su liberacià³n
sin condiciones aunque durante años està©n languideciendo
en las cárceles israelà­es miles de palestinos y
otros ciudadanos árabes sin que los bienpensantes europeos
hayan movido un dedo por ellos.

 

Gaza partida, bombardeada,
destruida en sus principales infraestructuras. Silencio. Ministros
y diputados elegidos democráticamente por el pueblo palestino
encarcelados por Israel. Silencio. Familias destrozadas bajo
las bombas de los “asesinatos selectivos” …­infame
lenguaje utilizado por los medios de comunicacià³n siguiendo
la estela marcada por Javier Solana, hoy responsable de la polà­tica
exterior de la UE, cuando en su à©poca de secretario general
de la OTAN acuñà³ otra expresià³n de infame
recuerdo, “daños colaterales”, para referirse
a los bombardeos de puentes, trenes y casas en la guerra contra
Yugoslavia de 1999- en imágenes servidas por los informativos
a la hora de comer como parte del paisaje sin una pacata resolucià³n
de la ONU, tan presta a sancionar a Irán, a Corea del
Norte o a quien sea menos a Israel.

 

Pero no es una crà­tica
sà³lo a Europa o a occidente en general. Los miserables
regà­menes árabes esconden la cabeza cada vez que
se produce un ataque de los reseñados y, a lo sumo, firmarán
una declaracià³n con la condena más firme y más
dura posible. Pura retà³rica que no pasará de ahà­.
Ya se ha reclamado una reunià³n de urgencia de la Liga
Írabe para discutir el tema. Ni hablar de retirada de
embajadores (Egipto, Jordania, Mauritania tienen relaciones diplomáticas
plenas con Israel), de encargados de negocios (como es el caso
de Marruecos o Qatar) o del envà­o urgente del prometido
dinero con el que ayudar a las maltrechas arcas palestinas ante
la asfixia econà³mica impuesta por Israel y el chantaje
europeo tras el triunfo, democrático, de Hamás.

 

El sufrimiento palestino no
cuenta, está dentro del guià³n. Y en eso llegà³
Hizbulá. La organizacià³n que liderà³, no
en exclusiva, pero sà­ con una hegemonà­a incuestionable
la lucha de liberacià³n nacional libanesa contra la ocupacià³n
israelà­ ha realizado una accià³n audaz y de consecuencias
imprevisibles: la captura de dos soldados israelà­es y
la muerte de otros varios en el sur libanà©s. Una accià³n
reivindicada para poner encima de la mesa el tema de los presos,
palestinos y de otras nacionalidades, en cárceles israelà­es.

 

Los precedentes

 

No es la primera vez que Hizbulá
realiza una operacià³n de este tipo para lograr la liberacià³n
de prisioneros. A primeros del año 2004, en el mes de
febrero, tras unas largas y laboriosas negociaciones entre Hizbulá
e Israel, en las que actuà³ como mediador y garante Alemania,
el movimiento polà­tico-militar logrà³ la excarcelacià³n
de 400 presos árabes a cambio de la entrega de un ex coronel
del ejà©rcito israelà­ y de los cadáveres
de tres soldados israelà­es muertos en un ataque contra
el territorio ocupado de las granjas de la Shebaa (territorio
libanà©s cercano a la frontera con Siria). Entre los presos
habà­a palestinos, libaneses y de otras nacionalidades.
Además, en el acuerdo se incluyà³ la entrega de
restos de guerrilleros palestinos y libaneses, muertos durante
los más de veinte años de ocupacià³n israelà­
del sur de Là­bano. Esos guerrilleros pertenecà­an
a organizaciones laicas como el Partido Comunista Libanà©s,
Frente Popular para la Liberacià³n de Palestina o Al Fatah,
entre otras.

 

Tampoco es la primera vez este
año que se producen combates entre Hizbulá y los
ocupantes israelà­es. El pasado 28 de mayo un soldado de
Hizbulá y otro israelà­ murieron en un enfrentamiento
producido en las granjas de la Shebaa, concretamente en la localidad
de Yacub, a unos cinco kilà³metros de las fronteras con
Siria. Tambià©n hubo un lanzamiento de los famosos misiles
Katyusha contra el cuartel general del Ejà©rcito israelà­
en la Alta Galilea, situado en la localidad de Sabed, en el interior
de las fronteras reconocidas al estado de Israel, aunque no está
claro si el responsable de su lanzamiento fue Hizbulá
o la Yijad Islámica, que actuaba en represalia de uno
de sus dirigentes muerto en atentado unos dà­as antes.

 

Más allá de las
diferencias que se puedan tener con Hizbulá, hay que ver
a esta organizacià³n como un movimiento polà­tico-militar
legà­timo y cuya lucha se constituye en un ejemplo a seguir.
Hizbulá, por utilizar una frase de Lenin, está
agudizando las contradicciones occidentales y árabes muy
hábilmente. Uno se puede imaginar las imágenes
de júbilo en los barrios shià­es de Beirut, los
más depauperados y, a buen seguro, en Gaza y otros lugares.
Y la desesperacià³n de quienes, como el presidente de la
Autoridad Palestina …­siempre sumiso a los mandados occidentales-
o el dirigente libanà©s druso, Walid Jumblat, partidario
no sà³lo del desarme de Hizbulá sino de la invasià³n
de Siria por los Estados Unidos, se enfrentan ahora a una situacià³n
en la que ya no tienen margen de maniobra alguno. Uno se puede
imaginar cà³mo los telà©fonos están echando
humo mientras el Consejo de Seguridad de la ONU, y su secretario
general al frente, buscan cà³mo salir del atolladero y
sacar la cara, otra vez, a Israel. Pero esta vez la partida tiene
otras cartas.

 

Desde octubre de 2004 el Consejo
de Seguridad ha aprobado cuatro resoluciones en las que, junto
a la retirada Siria de Là­bano y el desarme de las milicias
palestinas que protegen los campamentos de refugiados, se exige
la entrega de las armas de Hizbulá, algo a lo que se niega
esta organizacià³n mientras se mantengan las tropas israelà­es
en las granjas de la Shebaa (1). Consciente la ONU de que no
es posible el desarme de Hizbulá por la fuerza, habà­a
reclamado su integracià³n en el ejà©rcito libanà©s
(2) y esta posibilidad habà­a sido discutida el 8 de junio
durante la última reunià³n que los partidos libaneses
han mantenido para llegar a un acuerdo de gobernabilidad del
paà­s y el fin de la presidencia de Emil Lahoud, considerado
pro-sirio y que públicamente ha dicho que Hizbulá
ejerce una “resistencia legà­tima” mientras haya
una parte del paà­s ocupado por Israel. Lo mismo ha reconocido,
públicamente, el primer ministro Fouad Siniora, considerado
anti-sirio. Aquà­ se habà­a llegado a un acuerdo
“de honor” para tratar con respeto a Hizbulá
y considerarlo como una fuerza importante dentro de la polà­tica
libanesa. En esa reunià³n hubo opiniones favorables a que,
una vez Hizbulá se integrase en el ejà©rcito libanà©s,
el sur del paà­s contase con la presencia de fuerzas internacionales
para defender la frontera con Israel.

 

Sin embargo, en el último
mes se han producido dos hechos que ha pasado desapercibidos
en occidente y que han espoleado la situacià³n actual:
por una parte, el supuesto envà­o de cohetes de medio alcance
desde Irán para reforzar la situacià³n militar de
Hizbulá (3); por otra, el descubrimiento de una cà©lula
del espionaje israelà­ en Là­bano, responsable del
asesinato de dos altos dirigentes de Hizbulá y de otros
dos responsables polà­ticos palestinos, uno de la Yihad
Islámica y otro del Frente Popular de Liberacià³n
de Palestina-Comando General (4).

 

Quienes mantienen la primera
tesis creen que ese envà­o de cohetes serà­a una
parte de la “disuasià³n” iranà­ frente
a un posible ataque de Israel por el conflicto nuclear. Pero
olvidan que Hizbulá, aunque shià­, es una organizacià³n
libanesa y que no se arriesgarà­a a perder el apoyo con
que cuenta dentro del paà­s, no sà³lo entre los shà­ies,
por una cuestià³n que no es estrictamente libanesa aunque
se atacase a Israel. No obstante, en los últimos meses,
y sobre todo a raà­z de la resolucià³n 1559 y la
denominada “revolucià³n roja” …­movilizaciones
de sectores antisirios-, se viene produciendo un enfrentamiento,
larvado aún, entre sunà­es y shià­es que ha
llevado a estos últimos a reforzar sus posiciones no sà³lo
en Beirut, sino en otras ciudades en las que son fuertes como
Sidà³n. En Là­bano no hay un enfrentamiento sectario
al estilo iraquà­, pero el radicalismo sunà­ está
en auge en zonas como Trà­poli y Akkar, donde parece que
Al Qaeda se está haciendo fuerte.

 

En cuanto a la segunda, el
descubrimiento de la red del Mossad, en la que se integraban
libaneses y palestinos, puso contra las cuerdas a los partidos
anti-sirios que, desde entonces (la detencià³n de los espà­as
se produjo dos dà­as despuà©s de la reunià³n
interpartidaria del 8 de junio), no han vuelto a insistir en
el desarme de Hizbolá.

 

Es evidente que la situacià³n
ahora da un vuelco considerable. Israel ha vuelto a invadir Là­bano
y la comunidad internacional no sabe aún cà³mo reaccionar.
Mientras tanto, Hizbulá se va a ganar un nuevo reconocimiento,
tanto de sunà­es como shià­es, al ser la única
organizacià³n árabe que vuelve a poner contra las
cuerdas al estado hebreo. Y pone de manifiesto que mientras una
organizacià³n mantenga intacta su voluntad de lucha contra
la ocupacià³n y expansionismo de Israel, ningún
plan imperialista de reordenamiento estratà©gico de la
zona tendrá à©xito.

Notas:

(1) Alberto
Cruz, “EEUU busca en Là­bano recomponer su estrategia
para Oriente Medio”, Rebelià³n, 10 de abril
de 2006.
(2) Alberto Cruz, “La ONU, otra vez, al servicio de EEUU
e Israel”, Rebelià³n, 23 de mayo de 2006.
(3) Haaretz, 29 de mayo de 2006.
(4) Al-Bawaba, 10 de junio de 2006.

Fuente: Comità© de Solidaridad con la Causa Írabe

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